Murcia

Bastiaans establece un diálogo con el pasado en el Museo de Bellas Artes

El consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, presentó junto a la artista la obra «Replay ¿Puede el presente afectar al pasado?».

La artista belga, Monique Bastiaans, enseña y comenta con sus admiradores una de sus obras
La artista belga, Monique Bastiaans, enseña y comenta con sus admiradores una de sus obraslarazon

MURCIA- La artista belga Monique Bastiaans, nacida en Jemappes en 1954, enfrenta nueve de sus piezas a la colección permanente del murciano museo de Bellas Artes, con obras desde los siglos XV al XIX, en un intento de transformarlas con un diálogo plástico que pretende jugar con ellas y darles una nueva respuesta.Así lo explicó en una visita guiada a la muestra la artista, amante de los juegos de palabras desde el título, «Replay ¿Puede el presente afectar al pasado?», voz inglesa que entiende tanto como su respuesta a la obra del Mubam como redivertimento incluido en el ciclo Asincronías hasta el 30 de septiembre. «Ellos han jugado y yo he vuelto a jugar», aseguró quien recibe al visitante haciéndolo pasar bajo una gran diadema con espinas hechas con el material que se usa para los estropajos suaves de fibra blanca, «Ahora Aurora», que alude al aura de los personajes de las numerosas obras de arte sacro que allí se albergan. Según afirmó, su intervención «pretende alterar la sensación del tiempo y el espacio en el museo, pues contestar al pasado significa cambiarlo un poco, aunque sea sólo un experimento mental».Bastiaans reconoce estar muy influenciada por el espacio en general y por este proyecto en particular, al tener que procesar toda la información que contienen las obras del museo y elegir con cuáles de ellas quería entablar conversación, y que en el caso de la sala dedicada al Renacimiento, siglos XV y XVI, lleva por título «Inmaculados albinos», como la anterior, ubicada en la planta baja. La artista residente en Holanda ha usado aluminio, licra y un motor para dar forma a su «Trompeta de la muerte», inspirada en un detalle de una escultura de San Francisco de Borja, obra de Nicolás de Bussy, ubicada en la primera planta, dedicada al siglo XVIII, donde lo que definió como una «muerte viva» comparte espacio con obras de Mateo Gilarte, Joseph Mateo, De Villacis y Lorenzo Sánchez.En el mismo piso, pero en la sala dedicada a la Ilustración, con cuadros de Joaquín Campos, Joaquín Inza, Giovanni Udazzi y Mariano Salvador Maella, Bastiaans ha colgado del techo «¿Quién no llora?», ocho grandes pechos femeninos que conviven con cristos, vírgenes, ángeles y retratos de Carlos III y María Amalia de Sajonia.Su única pieza con olor es «Replay», en la puerta de la pitonisa Mari Chaves, compuesta a su vez por unas 20 piezas con forma de espermatozoides de gran tamaño, cabeza amarilla y cola naranja o roja, como serpientes que custodiaran los libros de la biblioteca.Al pasar a la sala que alberga cuadros de Pedro de Orrente, Seghers, Piranesi y Juan de Solís, la artista sorprende al espectador al ofrecerles fotografías de dos de sus instalaciones tituladas «Por si las moscas» y «Mediodía se celebra en el interior», en la primera se observan 700 bolsas de plástico y en la segunda redes de pesca, sobre un fondo boscoso en el que penetra la luz natural, en consonancia con los paisajes que cuelgan en la sala.En la dedicada al siglo XVII o de Oro, está su «Déjà vu», un mandala, que en el hinduismo y el budismo es un dibujo complejo y a menudo circular que representa las fuerzas que regulan el universo y que sirve como apoyo de la meditación, y que aquí confronta con santos, vírgenes y cristos de Antolínez, Cavarozzi y José de Ribera.En la segunda planta, e inspirado en un detalle de la obra "Margarita probándose las joyas", de Juan Martínez Pozo, repta hacia el triple instrumento de madera realizado por Tadeo Tornel en 1777 la pieza de Bastiaans "Lunes, miércoles, y por la noche", en forma de gran collar de cuentas de alabastro blanco.En la sala de las alegorías puede verse su videoinstalación con música de Leopoldo Amigo "Todos los sonidos llevan aroma", que comparte espacio con bodegones, paisajes y escenas costumbristas de Carlos de Haes, Wssell de Guimbarda, Marín Baldo y Hernández Amores.