Israel

Benedicto XVI reclama la liberación del arzobispo caldeo de Mosul

La Razón
La RazónLa Razón

Ciudad del Vaticano- El Papa Benedicto XVI hizo ayer un llamamiento para que sea puesto en libertad el arzobispo caldeo de Mosul secuestrado el viernes pasado por desconocidos armados en esta ciudad del norte de Irak. «Con profunda tristeza sigo la dramática situación del secuestro de monseñor Paulos Faraj Rahho», señaló el Pontífice al término del Angelus. «Me uno al llamamiento del patriarca (caldeo), cardenal Emmanuel III Delly, y de sus colaboradores, con el fin de que el prelado, quien tiene problemas de salud, sea liberado pronto».

Asimismo, el Santo Padre tuvo palabras de recuerdo y oración para «los tres jóvenes muertos que estaban con él en el momento del secuestro». Los secuestradores mataron al conductor del arzobispo y a otros dos acompañantes. Por último, Benedicto XVI expresó su «cercanía a toda la Iglesia de Irak y en particular a la iglesia caldea, una vez más duramente golpeada», al mismo tiempo que animó a «los pastores y fieles a ser fuertes en su esperanza». En este sentido, pidió que «se multipliquen los esfuerzos» para los iraquíes puedan «recuperar la paz y la seguridad y no se les niegue el futuro al que tienen derecho».

Sobre la situación del prelado habló también ayer el arzobispo sirio de Mosul, monseñor Baptiste Georges Casmoussa, quien afirmó a la agencia misionera MISNA , que «continúan las negociaciones» para la liberación de Rahho. «Hoy no hemos tenido ningún nuevo contacto con los secuestradores, pero sigo siendo optimista respecto al éxito final de las negociaciones», añadió.

No fue esta la única llamada a la paz que hizo ayer el Papa, pues también pidió a israelíes y palestinos que «detengan la espiral de violencia» que se está registrando en los últimos días en la franja de Gaza, y les pidió que lo hagan «sin condiciones».

«Lamentablemente en los últimos días la tensión entre Israel y la franja de Gaza ha alcanzado niveles bastante graves», señaló el Pontífice ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro. En este sentido, reiteró su «invitación a las autoridades, tanto israelíes como palestinas, a que detengan esta espiral de violencia unilateralmente, sin condiciones: sólo mostrando un respeto absoluto por la vida humana, incluso la del enemigo, se podrá esperar dar un futuro de paz y de convivencia a las nuevas generaciones de aquellos pueblos que tienen ambos sus raíces en Tierra Santa». Y pidió a «toda la Iglesia que eleve súplicas al Omnipotente por la paz en la tierra de Jesús» .