Castilla y León
Bieito lleva a Schiller a la España del GAL
El director presenta en Salamanca un ensayo abierto al público de «Don Carlos»
La agenda de Calixto Bieito se conjuga en futuro, siempre a varios años vista. Pero el director no quiso fallar al Festival de las Artes de Castilla y León, una cita «vanguardista, que mira siempre hacia delante», y que lo ha invitado en otras ocasiones. Así, se sacó de la chistera una rareza: un ensayo abierto al público de su nueva creación, «Don Carlos», que estrenará el próximo19 de junio en las XV Jornadas Internacionales Schiller que se celebrarán en Mannheim (Alemania).
La cita salmantina tendrá lugar el sábado 6 en el Teatro Liceo. Bieito explicó a LA RAZÓN que es la primera vez que opta por esta fórmula y que, «aunque tengo claro lo que haré en Mannheim, y el espectáculo ya está encarrilado y definido, no he decidido aún cómo será este ensayo». En sus años de director, asegura, «he visto muchos de Stein, de Bergman, de Strehler... Estos grandes siempre me han enseñado». Aunque él se quita esa etiqueta: «Me gusta más escuchar que hablar».
Idealismo e intolerancia
Quien asista a este «experimento», como lo define Bieito, verá en su salsa a un creador habituado a generar polémica. Y no parece que esta ocasión vaya a ser la excepción: Bieito lleva la historia de Schiller sobre las relaciones de poder en la corte de Felipe II (a partir de la que Verdi compuso «Don Carlo», ópera que Bieito dirigió hace tres años) a la España de la Transición. «La obra de Schiller es la disensión entre el idealismo alemán y la intolerancia», comienza a explicar. Y hay que tenerlo en cuenta, porque, como recuerda el director, «Schiller vio la guillotina después de la Revolución Francesa, que sería como ver los campos de concentración tras el comunismo».
Bieito no podía quedarse en una primera lectura. «En esta versión hay muchos guiños a la historia más reciente de España –cuenta–, también muchos recuerdos míos. Si interpretas la obra como un crimen de Estado, y esa era la visión de Schiller, tiene bastantes nexos con la historia de España». En concreto, el director habla de «la decepción de 1982. Al principio fue una etapa de ilusión, con la victoria de Felipe González, pero luego acabó con el GAL».
Un país negro
La pieza, continúa, «es casi un juicio. Habla de España como un país negro. Aquí es una obra muy poco representada, pero en Alemania es casi como "Hamlet"». Bieito recuerda que Felipe II tenía su propio jardín, donde cultivaba lo que comía. También señala que su cuadro favorito era «El jardín de las delicias». «Esos dos puntos han sido una inspiración. La escenografía es un gran jardín, y debajo de los árboles también hay muertos. Como en el tríptico de El Bosco, me parecía buena idea ligar el jardín y las fosas comunes». Después de Mannheim, el montaje se verá en Perpiñán y en el Festival Grec, y en septiembre llegará al Centro Dramático Nacional.
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