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La Razón
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Algo positivo tenía que tener finalmente la crisis de la industria musical y la irresponsable conducta del público con el tema de la piratería digital. La debacle en las cifras de ventas de discos ha provocado que todos los músicos vuelvan a la carretera como único modo de llenar sus arcas y no hagan ascos a las giras que llegan a la provincia más recóndita. Gracias a esa circunstancia, hasta que llegue el día en que se pueda piratear con la misma facilidad una entrada de concierto en directo, podemos encontrarnos todavía con muchas de las grandes leyendas de la música popular en su mejor momento de madurez actuando por los escenarios de toda Europa. No entraré en valorar si es ético obligar a una muchedumbre de talentosos y venerables sesentones a dejarse de nuevo los riñones entre aviones, carreteras y lechos de hotel, por muy de lujo que sean. Para lo que a nosotros, aficionados a la música popular, interesa la noticia es que Bruce Springsteen vuelve a girar por España este verano con su banda de la calle E, todo un lujo de acompañamiento. La E Street Band ha perdido por el camino a alguno de sus componentes, pero es tan lujosa la lista de profesionales que allí han desfilado (Clemmons, Van Zandt, Nils Logfren, el gran batería Max) que siempre hay entre ella un sustituto disponible. El resultado que dará el repuesto estará seguro a la altura del musculoso conglomerado de tonos carnosos que ha facturado la fábrica Springsteen desde que Southside Johnny y los Ashbury Jukes empezaron a asolar en su compañía el vecindario. Rock de barrio, por supuesto; un poco refinado por esas aspiraciones de épica y redención que exhibe Bruce cuando piensa que él también debe tener eso que los libros llaman conciencia. Entre el predicador y el artista, me quedo siempre con el segundo. Pero, en cualquier caso, seguro que envuelto en ritmo y blues. Bienaventurados los ipods porque de ellos será el reino del rock de barrio.