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«Cada día me queda menos de mí misma»
La ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC desde febrero de 2002, relata en una carta a su madre, incautada por las autoridades a tres milicianos detenidos de esa guerrilla, que «cada día queda menos de mí misma».
«Este es un momento muy duro para mí. Piden pruebas de supervivencia a quemarropa y aquí estoy escribiéndote mi alma tendida sobre este papel. Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades», señala Betancourt en la misiva, de 12 páginas, enviada a su madre, Yolanda Pulecio, y difundida hoy por medios de prensa.
En la madrugada del viernes, el Gobierno colombiano anunció la detención de tres presuntos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en posesión de «pruebas de supervivencia» de rehenes de esa guerrilla, como vídeos, cartas y fotografías. Algunos de los vídeos mas conmovedores son los de Betancourt y del ex senador Luis Eladio Pérez.
Ninguno de esos dos políticos, de la lista de 43 canjeables en poder de las FARC, levanta la vista a la cámara y ambos están demacrados, con muchos kilos de menos y evidentemente abatidos. «No tengo ganas de nada. Creo que eso es lo único que está bien, no tengo ganas de nada porque aquí, en esta selva, la única respuesta a todo es ‘no'. Es mejor, entonces, no querer nada para quedar libre al menos de deseos», apunta Ingrid Betancourt en la carta a su madre.
Se lamenta de que el tiempo en la selva es interminable y dice que la vida no es vida, «es un desperdicio lúgubre de tiempo». «Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa», señala. Se refiere a sus pequeñas pertenencias y a cómo en la selva, en cualquier momento, dan la orden de salir corriendo.
Añora a su familia y habla de la muerte de su padre, el ex ministro de Educación Gabriel Betancourt, pocos meses después de ser secuestrada. «Durante años no pude pensar en los niños y el dolor de la muerte de mi papá copaba toda la capacidad de aguante. Llorando pensaba en ellos, sentía que me asfixiaba, que no podía respirar», revela. Sobre sus hijos añade que tiene en su memoria «cada una de las edades» y en cada cumpleaños «les canto el Happy Birthday».
En la carta, además, hace reflexiones sobre su condición y la de miles de colombianos secuestrados y señala que «no son un tema políticamente correcto». En Colombia, añade, «hay que pensar de dónde venimos, quiénes somos y a dónde queremos ir» y subraya su aspiración de que «algún día tengamos esa sed de grandeza que hace surgir a los pueblos de la nada hacia el sol». «Cuando seamos incondicionales ante la defensa de la vida y de la libertad de los nuestros, es decir, cuando seamos menos individualistas y más solidarios, menos indiferentes y más comprometidos, menos intolerantes y más compasivos, entonces ese día seremos la nación grande que todos quisiéramos que fuéramos», anota.
También tiene tiempo y espacio para dar las gracias a quienes intervienen con vistas a la puesta en libertad de los rehenes: «a Piedad (Córdoba, senadora) y a Chávez (Hugo, presidente venezolano) todo, todo mi afecto y mi admiración». «Nuestras vidas están ahí, en el corazón de ellos, que sé que es grande y valeroso», añade y agradece también al alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, sus gestiones, así como al ex ministro Alvaro Leyva, al senador Gustavo Petro y «a periodistas» El jueves fueron difundidas otras pruebas de vida y testimonios de soldados y policías en poder de las FARC que conmovieron al país.
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