Nico Rosberg
Castro sigue en racha
Un grupo de insensatos se está dedicando a poner como hoja de perejil al bueno de Pedro Castro por destinar un millón de euros del plan E a un polideportivo que va a tener que demoler en cuanto se empiece a soterrar la A 42. Las críticas son incomprensibles porque la idea en sí es una genialidad: si levantar una obra crea puestos de trabajo, tirarla al suelo también. Esto es lo que ha debido pensar Castro, demostrando una vez más que el cargo de «alcalde de los alcaldes» solo debe ostentarlo alguien que sea dueño de una mente brillantísima. Con esta iniciativa, el de Getafe –que empieza a ser conocido entre sus convecinos como «el Penélope del cemento blanco»– va a tener entretenidos a los trabajadores el doble de tiempo por el mismo precio, algo que no se le había ocurrido ni al mismísimo Zapatero, que debe estar tirándose de los pelos por no haber elegido como profesor de economía a Castro en vez de a Sevilla que últimamente además le ha salido rana. Ahora solo queda esperar que alguno de los muchos alcaldes que están aprovechando el Plan E para sembrar sus municipios de fuentes espantosas sigan su ejemplo. La estética y los desempleados lo agradecerán.
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