Barcelona

Chicles: frenan los ataques de hambre y reducen el estrés

Son la alternativa más dulce cuando se está a dieta porque contribuyen a evitar el picoteo. Sirven como sustitutivos de la nicotina y calman la ansiedad que se produce al dejar de fumar. Aunque neutralizan la acidez de las bacterias después de comer, no pueden sustituir al cepillado. Pero su abuso provoca diarrea y agrava los problemas de bruxismo.

Chicles: frenan los ataques de hambre y reducen el estrés
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En el mundo de los chicles, el Bazoka cuyo lema decía «se estira y explota», fue el rey indiscutible de los quioscos en los años 60. No fue hasta principios de este siglo cuando gracias a los métodos de fabricación y envasado, la goma de mascar iba por el camino de alcanzar su popularidad actual. Pero la perfección no sólo se centró en su aspecto y palatabilidad. Atrás se quedaron los sabores de fresa y menta para dar paso a los de mango, papaya y fruta de la pasión: los nuevos chicles gourmet para los paladares más exigentes. Masticar un chicle supone algo más que tener un aliento fresco y con un sabor agradable. Detrás de esta golosina se esconden una serie de beneficios adicionales en los que no se suele caer. CONTROLAR LAS CALORÍASA la hora de cuidar la línea, los productos bajos en calorías han ganado popularidad como alternativa a los snacks o a aquellos alimentos que se alejan de una dieta saludable. En concreto, un chicle tiene entre cinco y diez calorías. Un grupo de investigadores de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, demostró que masticar chicle daba lugar a un ligero, pero apreciable descenso en el consumo de calorías. El estudio, liderado por la doctora Hetherington y su equipo reunieron a 60 hombres y mujeres sanos con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años para probar los efectos de mascar chicle en el apetito posterior a la comida y en las ganas de tomar snacks. «Vimos que mascar chicle entre dos y tres veces al día ayuda controlar el ansia que nos lleva al frigorífico a por sabores dulces como el chocolate. Justo ahí, el chicle puede ayudarnos a suplir ese deseo de azúcar», aclara Hetherington. Asimismo, continúa la autora del estudio, pudimos observar que tomar este producto todos los días, sobre todo en los momentos de mayor estrés, podría hacernos reducir unas 36 calorías al día, lo que se traduce en unas 1.000 al mes». Para Magda Carlas, médico nutricionista de la Clínica Eugin de Barcelona, «el hecho de tener un chicle en la boca imposibilita el picoteo. Un hábito, por cierto, responsable de muchos kilos de más. Por otro lado, también puede ser una buena forma de poner punto final a menús demasiado extensos o ser un punto de alivio cuando el apetito aprieta». Esta golosina también puede servir de ayuda mientras se cocina, ya así evitaremos probar lo que estamos preparando. Dado que no siempre es posible cepillarse los dientes después de una comida, antes que no hacerlo, el chicle puede ser una alternativa a tener en cuenta. En opinión del doctor Carlos García Álvarez, presidente de la Asociación Profesional de Dentistas (Apdent), «masticar chicle no puede sustituir nunca al cepillado de dientes pero, por un lado, la mayor producción de saliva contribuye a la eliminación de restos de comida y, porotro, se produce un beneficioso aumento del ph derivado de la alcalinización de la saliva, con lo que se neutraliza la acidez que las bacterias que se producen en el medio bucal y, con ello, ayuda a reducir el riesgo de caries».MÁS SALIVA Según los estudios realizados por la Wrigley Sciencie Institute, la goma de mascar sin azúcar estimula la secreción de saliva hasta diez veces más de lo normal, por lo que se consigue un beneficio para la salud bucodental. Pero no es oro todo lo que reluce. Pese a las virtudes de esta golosina, lo cierto es que todas aquellas personas que presenten problemas de bruxismo o disfunción cráneo mandibular «tienen que tener cuidado a la hora de tomarlo porque debido a este problema, tienden a apretar mucho y a "destrozar"el chicle de la misma forma que si estuvieran bruxando. Por ello, hay que distinguir entre los que simplemente juegan con este dulce que no pasa nada, de aquellos otros que lo "trituran"», advierte el doctor Ignacio del Corral, médico estomatólogo. El bruxismo es una actividad anormal y sin propósito funcional de los músculos de la masticación, que se produce de forma inconsciente y que suele darse de noche. Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas de Estados Unidos comenzaron a suministrar chicle a sus militares para aliviarles la tensión y mantenerlos en alerta. A día de hoy, las últimas investigaciones han situado a la goma de mascar como una ayuda en forma de alivio contra el estrés y las tensiones cotidianas. Para la psicóloga y especialista en estrés, Mónica Grossoni, «se trata de un posible estímulo para cambiar la tónica de la actividad que esta realizando. Por ello, puede ayudar a minimizar el estrés en situaciones puntuales y cotidianas». A la hora de dejar de fumar, masticar chicle puede ser de gran utilidad en los momentos más álgidos del vicio, sobre todo porque los fumadores desarrollan una fijación oral y se acostumbran a tener algo en la boca. De hecho, los chicles de nicotica multiplican por dos las posibilidades de dejarlo si se compara sólo con la fuerza de voluntad. «Puede ser una conducta sustitutiva que ayude a manejar la ansiedad que suele aparecer durante el periodo de abstinencia de la nicotina», explica Grossoni. Por otro lado, se ha visto que mascar chicle hasta una hora después de comer puede contribuir a aliviar el reflujo de ácidos, ya que estimula la saliva y ésta ayuda a neutralizar el ácido. A este respecto, Carlas matiza que esta golosina «no puede solucionar la causa base del reflujo, pero al producir una mayor salivación sí puede disminuir las molestias ». Al masticar chicle, inevitablemente, entra aire a través de la boca por lo que, según el doctor Miguel Rodríguez del servicio de Digestivo del Hospital Ramón y Cajal en Madrid, «lógicamente puede producir más gases, pero lo que hay que tener en cuenta, sobre todo en los sin azúcar, es el manitol, un edulcorante que sustituye al azúcar y que, si se toman grandes cantidades, puede producir diarrea».