China
China refuerza la censura en la red con la mirada puesta en Irán
La Administración mantiene a 35.000 «ciberpolicías» que se encargan de verificar los contenidos de la web.
PEKÍN- Le llaman «la Gran Muralla Digital» y a pesar de ser el sistema de censura en Internet más sofisticado y costoso del mundo, los más de 300 millones de internautas chinos se las ingenian para encontrarle grietas. En las últimas semanas, y mirando de reojo cómo los opositores iraníes convirtieron la red en su arma, China apretó la mordaza con nuevas leyes, más personal para el Ejército de «ciberpolicías» y presiones a las compañías punteras. Durante la noche del pasado miércoles y tras varias advertencias, el motor de búsquedas de Google, así como el correo electrónico Gmail, quedaron fuera de circulación por varias horas. Aunque no se confirmó, se sospecha que el «apagón» se ordenó desde algún despacho. Un portavoz del Ministerio de Exteriores admitió ayer que «Google tiene contenidos vulgares, pornográficos y lascivos, que violan las leyes de China y la autodisciplina del sector». Días antes se informó de que los responsables de la compañía norteamericana fueron convocados a una reunión donde se les «exigió que eliminen del buscador los contenidos negativos».Es cierto que el afán antipornográfico del Gobierno es implacable, pero organizaciones como Reporteros Sin Fronteras denuncian que la batalla moralista es una «obvia estrategia» para apretar las tuercas de la censura política. El propio Gobierno advirtió en más de una ocasión que uno de los «peligros» de Internet consiste en la libre difusión de ideas e información que «afectan al orden social» y «ponen en peligro la estabilidad». El catálogo de lo que la Administración considera «poco saludable» es realmente extenso y va desde los vídeos caseros de YouTube hasta las páginas con información del Dalai Lama o de tibetanos en el exilio.Pekín mantiene en activo a unos 35.000 «ciberpolicías» que anotan lo que es aceptable y lo que no; ahora contarán con miles de voluntarios. Por si fuera poco, a partir del 1 de julio los ordenadores comercializados en China traerán la censura de serie: un programa diseñado para bloquear el acceso a páginas web prohibidas. Dicho «software» es distribuido por el Gobierno. Los fabricantes están obligados a instalarlo si quieren seguir vendiendo en el mercado más apetitoso del mundo.
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