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Cómo hacer de la copia un arte

SERIE/ TCM MUESTRA EN «DIOSES Y MONSTRUOS» CÓMO DIRECTORES ACTUALES PLAGIAN A LOS CLÁSICOS

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«Si tienes que copiar, hazlo de los mejores», suele decirse. Desde que el séptimo arte diera sus primeros pasos, innumerables cineastas han aplicado esta máxima. No siempre podemos hablar de plagio; muchos de estos «monstruos» no sólo reconocen haberse inspirado en los «dioses» que les precedieron: se enorgullecen de ello.

Este es el punto de partida de la serie documental «Dioses y Monstruos», que emite TCM Clásico. En apenas diez minutos, Steven Spielberg, George Lucas y Francis Ford Coppola, entre otros, comentarán en la entrega de esta noche la influencia que tuvo en ellos David Lean. Tres de sus clásicos acompañan la sesión: «El puente sobre el río Kwai» (1957),«La hija de Ryan» (1970) y «Doctor Zhivago» (1965).

«A pesar de ser genios, reconocen sus influencias. Eso es lo que les hace grandes. Y a su vez, ellos inspirarán a los que vengan después», comenta a este diario José Cabanach, director y guionista de la serie. Parecidos razonables Así, las sinuosas dunas por las que cabalgaba Peter O'Toole en «Lawrence de Arabia» (1962), ¿no recuerdan al desierto por el que vagan los androides C3PO y R2D2 en «La guerra de las galaxias» (1977), de Lucas?

Y el rígido teniente japonés y el cínico preso norteamericano de «El puente sobre el río Kwai», ¿no son sospechosamente parecidos a los que acompañaban a un jovencísimo Christian Bale en «El imperio del sol» (1987), de Spielberg?

De hecho, el «rey Midas» de Hollywood, que reconoce ver siempre las películas de Lean antes de rodar, compró los derechos de la novela homónima de J. G. Ballard para que la dirigiera su maestro, que declinó la oferta. «No sólo se ve la influencia en planos y secuencias; también en las formas de narrar y en el trazado de los personajes», comenta Cabanach, que define su objetivo final: «Que los jóvenes conozcan a directores como Lean, que sepan que muchas de las películas que les gustan, como la «trilogía galáctica», tienen su origen en autores anteriores.

Las TV generalistas emiten poco cine clásico». La serie también desvela cómo John Ford inspiró crucialmente a Martin Scorsese. De hecho, sin «Centauros del desierto» (1956) no habríamos podido gozar de «Taxi Driver» (1977), en la que Robert de Niro sale cada noche, solitario y vengativo, en busca de lo que más odia. En el caso de John Wayne eran los indios, mientras que él pone en su punto de mira a los proxenetas.

Clint Eastwood, en «Sin perdón» (1992), fue otro de los autores que sacó provecho de las enseñanzas de Ford, con varios planos más que parecidos. «Es un trabajo original y ha supuesto una labor muy dura de investigación. Hay muy poco escrito al respecto», comenta Cabanach, que confiesa que «acabas viendo homenajes hasta en plena calle».