Estados Unidos

Cómo sacar a España de la crisis

CONTENCIÓN DEL GASTO, rebajas de impuestos, privatizaciones y una profunda reforma laboral. Sólo con estas recetas, algunas de ellas amargas, saldrá España de la crisis, según sostiene el ex presidente Aznar en su último libro, editado por Planeta, que saldrá a la venta el próximo jueves. 

Cómo sacar a España de la crisis
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Para superar la crisis económica, es imprescindible arrancar con un diagnóstico adecuado de los males de la economía española. Si se diagnostica mal la enfermedad, la terapia puede no sólo no curar al enfermo –la economía española–, sino que incluso puede agravar su salud.Los socialistas, además de culpar inicialmente a Estados Unidos y más tarde a los bancos y banqueros, creen que los problemas de la economía española se limitan al sector de la construcción y a una caída del gasto privado, sobre todo, el consumo de las familias. Y pretenden hacer creer a los ciudadanos españoles que todo se arreglará cuando mejore la economía internacional, pero que, mientras, la solución pasa por el denominado «plan E», un plan de obras municipales que tiene como presupuesto el 0,8 por ciento del PIB español.Un baño de realismoLos socialistas recibieron en marzo de 2009 un insoportable baño de realismo cuando su gurú favorito, Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, calificó de «aterrador» el actual panorama económico español y afirmó que la crisis será para la sociedad española «muy dolorosa» si la economía internacional va bien a partir de 2010, y «tremendamente dolorosa» si no es así.Krugman, como la OCDE, el FMI y tantos otros analistas de prestigio, coinciden en subrayar el grave error de diagnóstico en que incurre el Gobierno. Todos ellos coinciden en que el problema económico español no está en la construcción ni en el consumo de las familias, sino que se llama falta de competitividad.El principal problema económico español es que muchos productos españoles ya no pueden colocarse, a los precios actuales, no ya en el resto del mundo, sino en los propios mercados españoles. En buena medida, los consumidores españoles y extranjeros prefieren productos extranjeros antes que los españoles. Y no lo hacen porque sean antipatriotas, sino que, simplemente, a igualdad de precio, muchos productos extranjeros son de mayor calidad o, a igualdad de calidad, muchos productos españoles son más caros, por lo que no se venden.Un elevado déficit exteriorHay un dato significativo: España gasta un 10 por ciento más de lo que produce. Esto es lo que significa que nuestro déficit exterior sea del 10 por ciento del PIB. Y un déficit tan alto, que significa que pedimos dinero prestado cada año al resto del mundo por importe del 10 por ciento de nuestra renta, no se puede mantener.Muchos analistas lo advirtieron. Argumentaron que el déficit exterior español era insostenible. Alertaron sobre la pérdida de competitividad, que acabaría por conducirnos a una grave crisis económica. Avisaron, mucho antes del estallido de la crisis financiera internacional, de que el vertiginoso crecimiento del déficit exterior auguraba muchos años de bajo crecimiento, o incluso de recesión (...).Con el diagnóstico acertado sobre las causas de la crisis económica española, la única vía posible pasa por una agenda de reformas estructurales muy ambiciosa. Sin embargo, no es la vía elegida por el Gobierno, que ha optado por el camino equivocado. Ésta es, quizás, la razón de que el más profundo pesimismo se haya adueñado de los analistas más prestigiosos. Son conscientes de que el conjunto de iniciativas que podrían ayudar a España a salir de la crisis no está, en modo alguno, en la agenda política del Ejecutivo. La aguda desconfianza en la capacidad del Gobierno para sacar a España de la crisis se ha extendido de forma muy amplia y profunda, en España y en el extranjero.La promesa del pleno empleoLa razón está fundada en los hechos. El Gobierno ha optado por una irresponsable huida hacia delante a partir de su errado diagnóstico, condicionado a su vez por la estrategia política con la que concurrió a los comicios de 2008, consistente en negar la crisis y prometer cuatro años de crecimiento y creación de empleo, hasta alcanzar el pleno empleo. Y es que conviene recordar que «Por el pleno empleo» fue justamente uno de los principales eslóganes electorales del PSOE en las elecciones generales celebradas en marzo de 2008, muchos meses después de que estallara la crisis financiera internacional. Los socialistas han decidido que su política será la de siempre: más gasto público, rechazo a la bajada de impuestos y rechazo frontal a las reformas. Todas estas políticas sólo servirán para agudizar la crisis.Más gasto públicoEl socialismo nunca ha visto con buenos ojos la austeridad en el gasto público. Sobre todo en España. Esta nueva crisis no constituye una excepción. Quiero subrayar que cuando critico el incremento excesivo del gasto público no pretendo criticar las políticas presupuestarias contracíclicas normales. No se trata, por ejemplo, de recortar las inversiones productivas por parte del sector público precisamente en periodos de contracción del gasto privado. Uno de los errores de los socialistas ha sido precisamente haber incrementado mucho el gasto público en momentos en los que el gasto de las familias y empresas españolas crecía mucho, lo que es un grave error.El Gobierno defendía teóricamente el equilibrio presupuestario a lo largo del ciclo económico, pero en la realidad lo que han hecho es incrementar de forma excesiva el gasto público cuando se incrementaban mucho los ingresos públicos, lo que supone una clara contradicción con lo que dicen defender.En otras palabras, lo que a mí me preocupa no es tanto que en momentos de crisis el gasto público compense en parte la caída de gasto privado, sino otras tres cuestiones. La primera, que ese incremento del gasto público no sea temporal sino permanente, y que se «enquiste en el presupuesto». La segunda, que el mayor gasto público no se concentre en infraestructuras y otras inversiones productivas de futuro, sino en gasto público improductivo. La tercera, que ese incremento del gasto público sea excesivo e insostenible.Un aumento sin controlPondré un ejemplo: incrementar los salarios de los funcionarios públicos muy por encima de la inflación en un año en el que se destruirán más de un millón de empleos y el déficit público puede superar el 6 por ciento del Producto Interior Bruto.La realidad es que el gasto público crece sin control, el déficit público se ha disparado y, lo que es aún peor, el discurso político no concede la menor importancia a la sostenibilidad de las cuentas públicas. Detrás de esa insostenible política de gasto está la pérdida del máximo rating de la deuda pública que ha provocado la política económica socialista, y que se transmite al conjunto de la economía. Las familias y las empresas españolas se ven perjudicadas por este deterioro del rating de la deuda pública española al ver racionado el crédito y tener, además, que pagar mayores tipos de interés.Esta política socialista de seguir apostando por el incremento sin control del gasto público y del déficit público no hace sino agudizar la crisis.Más funcionariosEl Gobierno ha rechazado la posibilidad de aplicar amplios recortes en las ofertas de empleo público. España tiene ya más de 3 millones de empleados públicos, y lo que ahora necesita no es incrementar el número de funcionarios, sino incrementar el empleo en el sector privado. Seguir incrementando el empleo público no hará sino contribuir a agudizar la crisis.Las dos Comunidades Autónomas españolas con mayores tasas de desempleo son justamente aquéllas en las que más años lleva gobernando el socialismo (...).He mencionado ya los perniciosos efectos sobre la economía y el empleo de parcelar el mercado nacional en mercados regionales mediante normas autonómicas que impiden la libre circulación de bienes, servicios y trabajadores. Y también los efectos negativos de las normas autonómicas que obligan a una empresa española a establecerse en una determinada Comunidad para poder trabajar en ella o para poder contratar con la Administración regional.Sin embargo, el Gobierno parece decidido a avanzar por este camino equivocado, que inició con una errada política de impulso a las reformas de los Estatutos de Autonomía. Por este camino se agudizarán los efectos de la crisis.A los socialistas les gusta subir los salarios a golpe de decreto. Especialmente el salario mínimo interprofesional. Es, para ellos, prueba inequívoca del carácter «social» de un Gobierno. ¡Y es tan fácil! Basta con que el Gobierno lo apruebe. Naturalmente, no son los socialistas, ni siquiera el Estado, quienes pagan esos incrementos del salario mínimo. Corren a cargo de los empresarios, normalmente dueños de Pymes y autónomos y finalmente de los trabajadores menos cualificados y experimentados que quedan excluidos de la posibilidad de conseguir un empleo.La errada política territorialLa tentación del Gobierno en el presente es seguir por el mismo camino que en el periodo 2004-2009, es decir, seguir subiendo el salario mínimo muy por encima de la inflación. Y es un error. Porque una fuerte subida del salario mínimo por encima de la inflación inevitablemente condena al paro a miles de trabajadores, especialmente los menos cualificados de todos, porque para muchos empresarios deja de ser rentable su contratación.La consecuencia de seguir incrementando el salario mínimo por encima del IPC será más paro, sobre todo entre los trabajadores menos cualificados.En el marco de su desacertada política territorial, los actuales dirigentes socialistas decidieron abrir el melón de la financiación autonómica, a pesar de que en 2001 el Gobierno del Partido Popular acordó de forma unánime con todas las Comunidades Autónomas un modelo de financiación autonómica que tenía vigencia indefinida y resultó satisfactorio para todos.El problema hoy es que el Gobierno persevera en una dirección que no es otra que la de incrementar las transferencias a las Comunidades Autónomas a costa de adelgazar aún más al Estado y de elevar –aún más– el déficit público, la Deuda Pública y los impuestos que pagarán mañana todos los españoles. Ni siquiera se plantea la pregunta de si ese dinero adicional, extraído del bolsillo del contribuyente, lo gastarán bien o mal las Comunidades Autónomas.Es evidente que la consecuencia de todo esto es un deterioro de las expectativas de empresarios y familias, que saben que se incrementará su carga futura de impuestos. Esto no hace sino acentuar la crisis.

José María AZNAR

Ficha- Título: «España puede salir de la crisis». - Autor: José María Aznar.- Edita: Planeta.- Publicación: 7 de mayo.- Sinopsis: El ex presidente del Gobierno enumera todos los errores cometidos por el Gobierno de Zapatero desde que estalló la crisis, que sólo han contribuido a agravarla, y defiende que únicamente con medidas valientes, como el recorte en el gasto público, las privatizaciones o una reforma laboral, se podrá salir a flote.