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«Conocemos más a los sioux que nuestra historia»

A Graziella (Madrid, 1935) le hubiera gustado vivir en la Edad Media, «pero naciendo en un castillo, ¿eh?, que de nacer plebeya lo pasaría mal». Ha escrito una serie sobre Felipe II («Lágrimas de piedra») y dice que éste tenía una doble moral: quería que todos los demás fuesen castos y él pecaba en abundancia. Le repatea la expulsión de los judíos. No le gustaría ser reina ni de su casa, «sólo de mi cuarto de trabajo3. Tiene pendiente la historia de su familia. Se ve apolítica y sin sentido del ridículo. ¿Vicios? «Fumar y un poco de champán». chocolate".

«Conocemos más a los sioux que nuestra historia»
«Conocemos más a los sioux que nuestra historia»larazon

-Presenta ahora su novela «El corazón del rey maldito» (Imágica). Trata de Pedro I de Castilla. ¿Por qué maldito?

-Por olvidado injustamente.

-Y también, según usted, injustamente apodado El Cruel...

-Sí, no merecía tal apodo: fue más justiciero que cruel. Ajustició a los que pudo porque le traicionaron.

-Dice que su política fue progresista. ¿Cómo era eso en el siglo XIV?

-Restringió los derechos de nobles, militares y alto clero. No se lo perdonaron y así nació la primera conjura contra él. Se podría decir que fue un rey socialista.

-Si Pedro no fue el Cruel, ya sólo falta que Felipe no fuera el Hermoso y Alfonso X no fuera el Sabio...

-Parece que aquel Felipe sí era guapísimo y que Alfonso X fue sabio, pero Pedro I no mereció pasar a la historia como el Cruel.

-La culpa pudo tenerla la crónica que escribió sobre él López de Ayala, uno de sus traidores, bajo el mandato de los Trastámara...

-Sí, calló todo lo bueno y agrandó todo lo malo. Eso es peor que mentir.

-Si la historia la escriben siempre los vencedores, los adversarios o los traidores, ¿cómo podemos fiarnos de la historia?

-No nos podemos fiar, porque siempre está escrita desde el poder.

-Y también desde el odio o la adulación. ¿Incluso hoy?

-Siempre. Difícilmente se escribe desde la imparcialidad.

-La historia es algo que nunca ocurrió escrito por alguien que no estaba allí. No digamos nada de la novela histórica...

-La mía tiene más de historia que de novela. Lo que pasa es que la vida de Pedro I es la de un personaje de Shakespeare. Una vida de novela.

-Ya. Pedro I tenía una amante, María de Padilla. ¿No hay casi ningún rey sin amantes ni bastardos?

-Parece que no, y eso quizá provenga de la obligatoriedad de casarse con una determinada mujer.

-O sea, que obligación es igual a cuernos...

-Sí. Si los hay cuando el matrimonio es por amor, imagínese con matrimonios concertados, cuando te obligan a casarte con alguien.

-Dijo Huxley que «quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia».

-No aprendemos de la historia porque no nos la creemos. Y porque pensamos que lo que le ha pasado a otro no nos puede pasar a nosotros.

-Su novela habla de la peste negra. ¿Cuál es actualmente nuestra peste negra?

-Tenemos guerras de religión, pestes como el sida... Estamos en plena Edad Media, pero sin la categoría de los gobernantes de ese tiempo.

-También habla de la guerra de los Cien Años. Ahora duran menos...

-Y habría muchas menos si los gobernantes que las organizan fueran al frente, a primera línea, como antes iban los reyes.

-¿Le parece que la historia de España está mal contada?

-Lo que está es poco contada: conocemos mejor a los sioux, a Toro Sentado, que a los personajes de nuestra historia.

-Es que a lo mejor Toro Sentado viene en el Cossío...