Ciclismo

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Contador se queda corto

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Contador se queda cortolarazon

Cuando Brice Feillu se preparaba para levantar los brazos en la meta, Alberto Contador ya se había cansado de esperar. Tiene prisa por demostrar que es el mejor corredor del Tour. Y antes que a nadie tiene que demostrárselo a su equipo. Por eso atacó a falta de dos kilómetros para robarle a Armstrong los 19 segundos que tenía de ventaja. Y le sobraron dos, pero le faltaron seis para vestirse de amarillo. El ataque llegó tarde para conseguir el liderato. Astana había controlado la carrera de los favoritos con la marcha que impusieron Zubeldia y Popovych en la subida a Arcalís. Nadie se atrevía o nadie podía romper el ritmo que marcaban los escuderos de Armstrong y Contador. Sólo lo intentó Evans, en contra de su naturaleza y de sus principios. Pero el alarde le duró poco. El Astana da la sensación de ser insuperable y sólo Contador, uno de los suyos, se atrevió a atacar. Nadie pudo responderle y Armstrong se aguantó las ganas de salir corriendo a por él. «El ataque de Contador no era parte de la estrategia, pero para mí no fue una sorpresa, porque no esperaba que dejara de intentarlo», dijo después. Y aprovechó para seguir dando clases al madrileño. «Cuando tienes un compañero delante te tienes que quedar a rueda de los demás. Así se corre en bicicleta», fue su explicación a su falta de respuesta. Después reconoció que ya no está para exhibiciones como en los años anteriores a su retirada. Para Contador hubiera sido difícil resistirse a atacar. «Tenía que intentar aprovechar la oportunidad», comentó. «He mirado a Andy Schlek y Cadel Evans y no sabía cómo iban, así que tenía que probar. He sacado unos segundos que pueden ser importantes». Después, Alberto se puso la camiseta del Astana y dice que todo es por el bien del equipo. «En esta etapa hemos salido muy beneficiados». Al madrileño no le preocupa que se le escapara el jersey de líder por seis segundos. «Nos permitirá ir más relajados», dice. Carlos Sastre, el último ganador del Tour, mientras, se conformaba con aguantar. «Estoy contento porque no he perdido tiempo con la gente importante». Una sensación que parecían tener ayer muchos de los favoritos. Astana parece insuperable. Entre ellos no estaba Nocentini, uno de los ocho compañeros de fuga de Feillu, que acabó en el podio vestido de amarillo. El italiano no pudo resistir el ataque del francés, un vencedor inesperado en su primer año como profesional. Pero a él le esperaba otro premio. Seis segundos de ventaja le permiten afrontar la etapa de hoy sintiéndose por un día el mejor del Tour.