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Roma

CORRESPONDENCIA CON LA OTRA ESPAÑA

La Razón
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De María Zambrano (La Pièce, 26-4-1970)«Salí a pie con todos, pues éramos un pueblo entero el que salía, hasta los árboles y la tierra parecían salir con nosotros –o será que de no haberlo sentido así no los hubiese podido dejar–… Sentía ganas de ir a hablarles a "ellos", los enemigo, los de enfrente, de hablarles, de que comulgásemos todos en el amor a la tierra, al pueblo, al mundo, al Hombre, a Dios, cuyo aliento se sentía; muerte y vida».De Luis Cernuda (México, 29-10-1958)«Lo que sí me decidiré acaso a enviarle para la revista es un "Historial"de la R(realidad) y el D(eseo), que he tenido que escribir, en parte por gusto y en parte por necesidad. Desde luego, por muy benévola que sea la censura, habrá que cortar ciertas cosas en el original. De todos modos, aún tengo que poner en limpio el texto, y eso llevará algún tiempo. Así que no agobiaré a los Papeles con otro pronto envío».De Emilio Prados (México, 11-12-1961)«Mi hermanito menor: Estoy muy cansado y casi borrándome. Mi padre me decía cuando estaba así: ¡Niño, baja! Pero ahora no tengo quién me recoja (…) Te tengo que escribir despacio otro día, sobre lo de las cartas de Federico, etc. Es para ver si es posible recuperarlas ya que los muebles míos (Málaga) quedaron en poder del Banco de España. Y si no las agarró antes alguna persona, allí, en mi mesa de trabajo, creo que estarán».De Jorge Guillén (Venecia, 22-9-1958)«Lo que sí le agradeceré mucho es que me envíe las pruebas, aún no compaginadas. Habrá que hacer algunas supresiones de carácter circunstancial, y no sólo las que usted, ¡oh Censor!, me propone. Usted las propone y yo las acepto. Quiero decir: ¡suprímase! Ahora me consuelo de tantas nieves padecidas en los inviernos americanos. Sustituyamos "asesinato"por "muerte", y suprimamos la frase censurada. Me hago cargo perfectamente».De Rafael Alberti (Roma, 24-2-1966)«Me alegra le gustara el prólogo y las dos últimas láminas (de "Balada del puente de las tetas"). Ya está todo, por mi parte. Ahora, aguardo impaciente, las primeras pruebas (…) Ahora quisiera pedirle un gran favor. Acabo de comprarme una casa en Roma, mejor dicho, un departamento, y necesito que mis editores me echen una mano. La suya no puede fallar. ¿Podría anticiparme ahora lo que más pudiera de mis derechos? Siempre se lo agradecerá este poeta gaditano que le abraza».