Ferias taurinas

Cuando todo vale en el toreo

El Cordobés y Rivera, a hombros con una gran corrida de El Puerto

Cuando todo vale en el toreo
Cuando todo vale en el toreolarazon

Tras el fiasco del miércoles, los toros de Puerto de San Lorenzo colaboraron muchísimo más y dieron pie a que el generoso público alicantino se resarciese, aplaudiese y premiase casi todo. Por ejemplo, consiguieron una oreja para la primera faena de Manuel Díaz «El Cordobés», que no fue precisamente un prodigio de técnica ni ortodoxia ante un toro muy codicioso al que toreó muy deprisa y embarullado.Por aplaudir, aplaudieron los muy vulgares pares de banderillas de Rivera Ordóñez a su primero, un toro noble que acabó acusando el duro castigo que recibió en el caballo y al que muleteó sin apreturas aunque sí con muletazos templados, reposados y de buen trazo.Tras el fiasco del miércoles, los toros de Puerto de San Lorenzo colaboraron muchísimo más y dieron pie a que el generoso público alicantino se resarciese, aplaudiese y premiase casi todo. Por ejemplo, consiguieron una oreja para la primera faena de Manuel Díaz «El Cordobés», que no fue precisamente un prodigio de técnica ni ortodoxia ante un toro muy codicioso al que toreó muy deprisa y embarullado.Por aplaudir, aplaudieron los muy vulgares pares de banderillas de Rivera Ordóñez a su primero, un toro noble que acabó acusando el duro castigo que recibió en el caballo y al que muleteó sin apreturas aunque sí con muletazos templados, reposados y de buen trazo.También el primer toro de Cayetano notó lo fuerte que le dieron en varas. Aún así tuvo motor y cierto recorrido en sus primeras embestidas, permitiendo a su matador lucirse en un par de tandas sobre la derecha antes de ir apagándose paulatinamente.Una oreja más se llevó El Cordobés del cuarto, otro gran toro que se arrancó de muy lejos y persiguió incansable la muleta. Con él compuso una primera parte de faena en la que procuró ligar y templar los muletazos antes de dar rienda suelta a su incontenible tremendísimo, justo cuando el público gritaba «torero, torero».También salió a hombros el mayor de los Rivera Ordóñez, que obvió el toreo de capa y dejó a su cuadrilla banderillear al quinto. Pero en el último tercio volvió a estar muy asentado, llevando con temple y suavidad a su oponente, aunque tampoco terminó de comprometerse, dejando mucho hueco entre él y el toro y torendo al final, ya descaradamente, de cara a la galería.Cayetano fue finalmente el único que salió por su pie, aunque también le pidieron la segunda oreja tras una faena más entregada que cuajada al sexto, otro toro que se rompió en varas pero que, pese al palizón, conservó pujanza suficiente para permitir lucir a su matado.