Sevilla
De camino a la aldea desde el Salvador
La corporación, que este año cumple 75 años de su fundación, fue despedida en el Ayuntamiento por el alcalde y la delegada de Fiestas Mayores
La última hermandad que quedaba por partir hacia la aldea de El Rocío lo hizo ayer desde el Salvador. Pocos minutos después de las nueve de la mañana, el simpecado era descendido del altar mayor y cruzó el templo, entre una multitud de devotos, al ritmo del tamboril. Muchísima gente en la plaza para despedir a la hermandad sevillana, que este año cumple las bodas de diamante, y que realiza el camino junto a las asociaciones parroquiales de Antequera y El Viso del Alcor.
Mucha emoción durante la salida de la hermandad que aglutina a la mayoría de las devociones particulares de los vecinos del centro. Muchas personas mayores en los alrededores del templo con lágrimas en los ojos mientras escuchaban las voces y las guitarras del coro de la hermandad, que también acompañó musicalmente a la misa de romeros, que comenzó a las ocho de la mañana.
Los primeros pasos de la hermandad se dirigieron hacia el Ayuntamiento, donde el hermano mayor, José Ramón Candau, fue recibido por el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, y por la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto-Castro. Tras visitar a las autoridades, enfilaron por Hernando Colón hasta llegar a la Catedral, donde muchos peregrinos entraron a despedirse de la Virgen de los Reyes. El recorrido siguió por lugares de gran belleza, como la plaza del Triunfo, en su travesía hacia Los Remedios, que es la ruta elegida para abandonar la ciudad por la hermandad de Sevilla.
A los sones del pasodoble «La Giralda», los romeros iniciaron la esperada peregrinación con una importante presencia de caballistas que antecedían a la carreta de plata. Este año, la hermandad estrena los frontiles para los bueyes, que han sido realizados por los talleres de los sucesores de Elena Caro.
El cortejo lo cerraron 26 carretas perfectamente equipadas para lo que pueda acontecer durante el camino. Este año, pese a la renombrada crisis económica, Reyes no ha dudado en «dejarlo todo» para ir a ver a la Virgen del Rocío, porque asegura que «mientras tenga fuerzas para ir no hay nada que pueda dejarme en mi casa».
En general, pese a la menor afluencia de peregrinos respecto a otros años, las hermandades de la ciudad no han visto mermada su participación en esta edición del camino. Quizás, como aseguraba un viejo peregrino, «con esta mala racha, y con menos dinero en el bolsillo, es cuando nos vamos a dar cuenta de quién es de verdad rociero y de quién buscaba sólo la juerga».
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