Crisis económica
De todo se sale
Difícil situación la de millones de familias que contrasta con la postura de ciertos políticos
Desde hace tiempo se venía anunciando, pero no queríamos verlo. Nuestro país, se conmociona ante la colosal, y hasta hace poco impensable, cifra de parados. Difícil situación la de millones de familias que contrasta sobremanera con la postura de ciertos políticos, que lejos de dar ejemplo, decidieron no escatimar. Y no precisamente en lo que al progreso se refiere, ni en favor de la ciudadanía, ni siquiera en esa ineludible lucha contra el desempleo. En lo que se empeñan con más ahínco, es en lavar la imagen, cuando errores o desaciertos la ensucian. Mientras que entre los españoles empezaba a extenderse el temor y el ahorro más riguroso, se siguieron creando altos cargos. Y si hay que maquillar estadísticas o enmascarar los traspiés, se hace. Aunque cueste un dinero que no hay. Defrauda ver que fondos necesarios para atajar el drama de la crisis, se destinen a favorecer la imagen de un partido. Que cuente más la fachada que los logros es francamente injusto. Aunque es peor aún, emplear dichos fondos, en ostentosos bienes y otros réditos personales. Como si reavivar la economía y procurar un bienestar social, fueran objetivos secundarios. Que dejen de preocuparse por ensalzar y pulir lo de fuera, y trabajen para que nadie tenga que arrepentirse de haber dado poder a quien no sabe manejarlo. Pero no podemos consentir que la precaria situación a la que hemos sido conducidos, nos hunda. No podemos dejar de mantener esa esperanza que nada ni nadie puede quitarnos. Porque, como suele decirse, de todo se sale. Lo importante es mantener el ánimo. Un ánimo que necesitan especialmente los autónomos, cuyas espinosas condiciones no les impiden seguir manteniendo nuestra economía, aunque aseguran que la histórica cifra del paro está aniquilando sus expectativas. La necesidad agudiza el ingenio. Es tiempo de encontrar sentido a las nuevas condiciones, de mejorar, de no necesitar, de voluntariados, de solidaridad. Porque siempre habrá algo que hacer, alguien a quien ayudar, un sentido que dar a una situación que, por el bien de todos, esperemos que no se perpetúe.
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