Albacete
Defenderse de las plagas sin químicos
El nuevo marco normativo aprobado esta semana por el Parlamento Europeo prohíbe la utilización de determinados plaguicidas. Frente a ellos, los microorganismos protegen el campo de modo respetuoso.
La lucha biológica con los llamados biopesticidas -englobados por microorganismos tipo protozoos, bacterias, hongos, feromonas y extractos de plantas- es la protagonista de varias líneas de estudio con las que pretendemos dar solución a un problema que choca con los intereses de los agricultores: defenderse de las plagas». Así explica José Francisco Giner, investigador agrícola y líder de GMW Bioscience, cómo han asumido desde esta empresa el reto de conseguir una mejor producción agrícola sin perjudicar el medio ambiente. Necesidad convertida en exigencia con el nuevo marco normativo aprobado por el Parlamento Europeo el pasado martes, que obliga la retirada de determinadas materias nocivas utilizadas frente a las plagas e incluye una nueva directiva para el uso sostenible de los pesticidas.
Para ello, la empresa ha realizado algunos estudios en los que ya se dejan ver los buenos resultados obtenidos. «En uno de los bioensayos se testó la eficacia biológica de un hongo endoparásito que controla al patógeno denominado nematodo, gusanos microscópicos que penetran por las raíces de las plantas causando severas malformaciones e incluso la muerte de la mismas. Este hallazgo resulta muy importante, ya que el nematodo causa anualmente millones de euros en pérdidas en las cosechas por todo el mundo», explica Giner.
Y el ensayo se ha convertido en realidad en un invernadero de la provincia de Alicante, caracterizado por ser una importante zona hortícola, muy sensible al ataque de esta plaga. «El bio-hongo ha sido aplicado mediante inyección a las tuberías del regadío y en forma de conidias -esporas asexuales de los hongos. Así, a través del riego, alcanza las raíces de la planta y parasita los huevos y las hembras del micro-gusano impidiendo que éstos se multipliquen y dañen el sistema radicular de los vegetales», concreta Giner.
Los nuevos plaguicidas están formados por moléculas que, tras el proceso de absorción por las plantas y acción sobre el organismo objetivo, se degradan mediante reacciones químicas tipo fotolisis, oxidación o componentes volátiles con bajo o nulo nivel de contaminación para el entorno y las aguas. «Para analizar una de estas sustancias amigables con el medio ambiente realizamos un estudio de disipación en suelo en la provincia de Albacete, zona típica de terrenos arcillosos», comenta el investigador. En concreto, en uno de los campos de ensayo diseñaron un estudio con dos parcelas experimentales: una tratada con el producto a las dosis comerciales y otra denominada «testigo».
Aplicación experimental
La aplicación del plaguicida se realizó con una máquina experimental que imita el tratamiento realizado por los agricultores con un pulverizador. Con una sonda de muestreo de tierra se realizaron catas del terreno en diferentes periodos de tiempo y profundidades.
Las muestras obtenidas fueron llevadas a un laboratorio donde se realizaron las analíticas a distintas profundidades, mostrando el alcance de la sustancia en el interior del suelo. «En la misma parcela se instaló una estación meteorológica que monitorizaba el campo permitiendo disponer en tiempo real de valores como la humedad o la temperatura del terreno. Este ensayo concluyó que la actividad del producto era rápidamente asimilada por el cultivo, no causando ninguna contaminación en el ecosistema», añade el responsable de GMW Bioscience, empresa galardonada con uno de los Premios Jóvenes Bancaja entregados por la entidad.
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