Chicago

Diseños para una dama

Karl Largefeld, Marc Jacobs, Oscar de la Renta... Los grandes de la moda imaginan el «look» de los Obama para la investidura.

Diseños para una dama
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El secreto mejor guardado de Michelle Obama no es su vestido de novia. A los amantes de las quinielas les está resultando harto complicado apostar por el diseño que esta abogada y socióloga escogerá el próximo 20 de enero para convertirse en la primera dama de origen afroamericano de EE UU. Ese día, los líderes mundiales y los norteamericanos analizarán con lupa la receta del nuevo presidente para poner fin a la crisis , pero no pocos estarán más atentos a cada uno de los movimientos de la esposa del que será el hombre más poderoso de la tierra.
Si Barack representa el cambio para una nación que quiere dar carpetazo a la era Bush, Michelle encarna las ilusiones de los nostálgicos de Jackie Kennedy, que ven en ella, si no una reencarnación del icono americano, sí al menos una bocanada de aire fresco. Sobre todo, después de que las anteriores inquilinas –Laura Bush y Hillary Clinton– pasaran de puntillas ante cualquier cuestión referente a la moda más allá de la corrección en el protocolo. Michelle no es precisamente una «fashion victim», como sí se ha confirmado con facturas en mano en el caso de la ex candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, o de la esposa del derrotado John McCain. Sin embargo, desde que comenzara a dejarse ver en los mítines, la señora de Obama ha imprimido carácter y elegancia. De ahí que la ceremonia de investidura se presente como una prueba de fuego que permitirá comprobar si Michelle dará un paso atrás o, por el contrario, se mantendrá fie a un estilo ecléctico que pocos se atreven a definir, pero que sus compatriotas no dudan en imitar.

Cosmopolita y liberal
Si cumple con la tradición, la nueva novia de América –eso sí, casada y con dos hijas– tendrá que vestir al menos dos diseños diferentes para la jornada presidencial. El primero será el modelo que lucirá durante la investidura oficial, de día y al aire libre, en una ciudad, Washington, donde el termómetro puede marcar varios grados bajo cero. El segundo, para las diez fiestas posteriores en las que, además de hacer acto de presencia, tendrán que marcarse algún que otro baile de cortesía.
¿Quién firmará estos dos diseños? Top secret. Entre los nombres que se barajan se encuentran Narciso Rodríguez, Thakoon y Jason Wu. El cubano firmó el vestido rojo y negro que Michelle lució en la noche del triunfo electoral, y los dos creadores de origen asiático son también recurrentes en su armario: Thakoon Panichgul por minimalista, y Jason Wu, por su aire romántico y sofisticado. Pero sin duda la que más papeletas tiene es María Pinto, una hispana afincada en Chicago, ciudad de referencia de la familia Obama. Fue ella quien realizó el vestido turquesa que aderezó el discurso que pronunció Michelle en la apertura de la Convención Demócrata de Denver en agosto.
 Tal es la expectación sobre la ceremonia de investidura que la revista «Women's Wear Daily» ha solicitado a algunos de los creadores de más renombre que publiquen sus bocetos para la ocasión no sólo con vistas a la señora Obama, sino también para su marido y sus hijas, Malia, de 10 años, y Sasha, de 7. Ninguno de los citados anteriormente se ofrecieron para la causa –quizá porque están trabajando en el diseño real–, pero sí han aportado sus propuestas los diseñadores más consagrados del globo, entre ellos, Oscar de la Renta, Marc Jacobs, Karl Lagerfeld, Carolina Herrera y Diane Von Furstenberg. Cualquiera de las propuestas encaja con el carácter de Michelle: diseños cómodos propios de una profesional liberal, aire cosmopolita y colores fuertes sin alcanzar la estridencia.
Más díficil, aunque posible, es que la primera dama rechace un modelo a la medida y opte por una pieza que ya esté colgada en los grandes almacenes de su país y al alcance de cualquier norteamericana. No sería la primera vez. De hecho, para su aparición más mediática, el pasado junio en una entrevista para la cadena ABC, vistió un vestido blanco perteneciente a las tiendas Chico, una cadena de distribución de productos a bajo precio. En concreto, 148 dólares (poco más de 106 euros). A las pocas horas se agotó y la empresa diseñó un eslógan acorde con su clienta más ilustre que todavía mantienen: «La ropa que te lleva a la Casa Blanca». No se equivocaron.