España
«El 40 por ciento de los títulos nobiliarios son femeninos»
Un retrato del Marqués de Santillana se mueve ante mí. Atónita, comienzo a temblar mientras escucho la carcajada de Íñigo Arteaga, que sale detrás de él con un manuscrito entre los dientes.-Pero... ¿de dónde viene?-De luchar contra la ley que altera de forma retroactiva la sucesión en los títulos nobiliarios. -¡Caramba! ¿Puede explicármelo?-El orden sucesorio de un título se fija en su carta de concesión y, aunque hay algunas excepciones, en la mayoría de los casos se rige por lo establecido en las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio. -Antes de aquel monarca el sistema era electivo. -Exacto. Y, para evitar luchas familiares, el Rey fijó el orden regular de sucesión que se utiliza tanto para la aristocracia como para la monarquía, pero en 1986 se planteó que la preferencia del hombre sobre la mujer era discriminatorio y contrario a la Constitución.-Y comienzan los pleitos.-Efectivamente. En 1997, el Tribunal Constitucional zanjó el tema dictaminando que los títulos nobiliarios son parte de la historia de España, tratándose de una dignidad sin más valor que el derecho a usar y transmitir el nombre honorífico. Y eso no es discriminatorio. -Si te toca, te toca...-Pero no se conformaron y se fueron hasta el Tribunal de Derechos Humanos, Estrasburgo y a Naciones Unidas.-Pero tampoco les dieron la razón.-No sólo eso. Debido a la polémica surgida, la diputación de la Grandeza decidió consultar a sus miembros si querían que la sucesión se rigiese por las Cartas de Concesión Originales. De 340 votos, todos menos dos votaron que sí.-¿Entonces?-Mediante influencias políticas presentaron su ley, que se aprobó sin respetar los derechos de los ya nacidos.-¿Por qué un hombre tiene más derecho que una mujer a heredar el título?-Utilizan la discriminación de la mujer en beneficio propio. España es de los pocos países en los que los títulos se heredan por vía femenina, tanto, que el 40 por ciento de los títulos son de mujeres. -¿Y qué solución ve a todo esto? -Hay varias cuestiones: ¿Por qué cambiarlo ahora y no en la generación siguiente o la anterior? ¿Por qué mantener la primogenitura y no la varonía?¿Por qué no elegir entre los hijos, que sería lo moderno?-No sé, pero... ¿Qué tal las relaciones con su hermana?-Desayunamos juntos todos los días. Y creo que si posee unos derechos no tiene por qué renunciar a ellos. Es evidente. Aunque los dos sabemos que es una ley mal hecha. Ella dice que es una cuestión de intereses, y comprendo que le haga ilusión luchar por ellos, pero los títulos son una tradición y, si se cambian por intereses personales, se convierten en vanidad.Mientras seguimos charlando, sentimos el guiño del Marqués de Santillana, el poeta guerrero, como si quisiera invitarnos a viajar por la historia de España.
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