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El corto un largo camino al éxito

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MADRID- Sin duda, el cortometraje es el formato estrella para aquellos que quieren probar suerte en el exclusivo mundo de la cinematografía española, pero el destino de estas creaciones es muy distinto al de sus hermanos mayores los largos. En lugar de buscar distribuidor, los productores de estas pequeñas películas centran su estrategia en los festivales y sus premios, en muchas ocasiones, la única manera de que estas piezas vean la luz y, por lo tanto, puedan alcanzar algún tipo de reconocimiento. Por ejemplo, un Goya. Tras algunos años de relaciones turbias entre la Academia y el gremio de los cortometrajistas (finalmente rectificó tras negarse a entregar en la gala los galardones a estos trabajos), en esta edición parece que no habrá problemas para que sigan teniendo un hueco en la ceremonia anual. Son 14 en total: cuatro en la categoría de documental, y cinco en las categorías de animación y ficción, respectivamente. Los niños como protagonistas En estas dos últimas, los niños son los protagonistas en muchas de las piezas, como es el caso de «El encargado», de Sergio Barrejón, un director que ha vivido en primera persona las mieles del éxito con sus trabajos como ayudante de dirección en «7.35 de la mañana», de Nacho Vigalondo, y como coguionista en «Éramos pocos», de Borja Cobeaga, ambos nominados al Oscar. «El cortometraje en España está bien protegido por subvenciones y festivales. El problema es que no llega al gran público», explica Barrejón. Sami Natsheh, que también opta a uno de los «cabezones» por su pieza de animación «Espagueti western» asegura que «en la actualidad, existe un mayor interés por este formato y se le exige más calidad, mientras que antes se consideraba una producción ¿amateur¿». Sin embargo, Natsheh reconoce que «todavía queda mucho para que tenga la misma consideración que el largometraje». Por el momento, el realizador ha optado por ampliar la exposición de su obra a través de un medio que se perfila como idóneo para este formato: internet, a través de su portal más popular de vídeos, YouTube. José Esteban Alenda, hijo del productor de «Volver a empezar», el primero que ganó un Oscar para España por esta película de Garci, también concurre a los Goya con un corto de animación, «La increíble historia del hombre sin sombra». «Cuando era pequeño, recogí en nombre de Azcona el Goya al mejor guión por ¿El bosque animado¿. Ahora coincido con su director, José Luis Cuerda, como candidato a un Goya», celebra Alenda. Pero el realizador, ilusionado con su nominación, se lamenta de que «en España, a pesar del buen nivel del cortometraje, cueste apostar por las novedades, y muchos directores jóvenes acaben emigrando y marchándose fuera de España. Con sólo uno o dos cortos, ya tienen oportunidades de triunfar en el extranjero», asegura. Como poco, en esta edición, ya se ha alcanzado un hito, y es que con 21 años, Hugo Martín Cuervo se ha convertido en el candidato más joven de la historia de los Goya por su corto «Final», protagonizado por Imanol Arias. «Estoy convencido de que esta nominación me va a abrir muchas puertas», explica. Por el momento, este corto ya ha sido premiado en festivales como la Seminci y Madrid en corto, entre otros, a la espera de lo que ocurra en su carrera por los circuitos internacionales que, según reconoce Martín Cuervo, «se verá impulsada por esta nominación». Si de reconocimiento internacional hablamos, el cortometraje español ha superado con creces el del largo. Un éxito que, según el director técnico de la Agencia del cortometraje, Miguel Ángel Escudero, no se corresponde con el trato que recibe en nuestro país: «Los realizadores que trabajan este género deberían sentirse más queridos por su Academia que, con la excepción de los nominados a los Goya, nunca proyecta ningún ciclo dedicado a los cortos y no homenajea a ninguno de sus directores», comenta con rotundidad. El papel de las instituciones En este sentido, Escudero también acusa al Ministerio de Cultura de «cubrir el expediente con ayudas, mientras que no tienen personas cualificadas en el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) para acercar estas creaciones al público. Ambas instituciones deberían dar su claro apoyo al cortometraje», sentencia. Pero si ni el Ministerio ni la Academia miman lo suficiente este formato, parece que su carrera internacional compensa la falta de apoyo patrio. Sin ir más lejos, «El ataque de los robots de Nebulosa-5», que firma Chema García, se ha colado en el Festival de Sundance para recibir una mención de honor. Lamentablemente, su director no ha podido disfrutar de tal reconocimiento en las gélidas tierras de Utah por falta de medios: «Es una pena que no exista algún tipo de ayuda por parte del Ministerio en este sentido», se lamenta Escudero. García, Eduardo Chapero-Jackson, Borja Cobeaga y Nacho Vigalondo son algunos de los nombres que han probado la calidad artística del cortometraje español, si bien su producción, según los últimos datos de Cultura, mengua. Durante el año 2007, la realización de cortos disminuyó un 25 por ciento. Sólo cabe esperar que, en 2008, la tendencia se haya invertido, y que este año que acaba de empezar traiga más dinero y menos crisis.