India
El Ejército cingalés abate al líder de los Tamiles que huía en una ambulancia
bangkok- Velupillai Prabhakaran, fundador de los Tigres Tamiles y uno de los guerrilleros más audaces y sanguinarios de la historia, fue acribillado ayer por las tropas de Sri Lanka mientras intentaba escapar camuflado dentro de una ambulancia. Conocido como «el sanguinario», el enigmático líder creó, expandió y finalmente hundió el movimiento armado por la independencia del pueblo tamil, una idea que puso en marcha él mismo hace nada menos que 37 años, cuando todavía era menor de edad.
Seis años después de redactar el decálogo independentista y tras ganar notoriedad por haberle disparado en la cara a un ministro, convirtió su movimiento político en el Ejército de los Tigres para la Liberación del Eelam (LTTE), una máquina de guerra con la que llegó a controlar casi un tercio del territorio de Sri Lanka. El genio militar y la capacidad estratégica de Prabhakarán sólo son comparables a la crueldad de sus métodos. Fueron sus milicias las que inventaron los cinturones suicidas, prenda kamikace que han vestido decenas de menores y mujeres tamiles en los últimos 25 años. La utilización de mujeres embarazadas para burlar los controles de seguridad fue una de las últimas invenciones del fallecido líder tamil. El apodo de «sanguinario» se lo dieron sus propios compatriotas, ya que Prabhakaran ordenó asesinar a los líderes de todos los grupos políticos tamiles que trataron de promocionar sus reivindicaciones soberanistas sin hacer uso del terrorismo. En su interminable lista de asesinatos se cuenta un presidente de Sri Lanka, varios diputados y ministros, e incluso un primer ministro de India, Rajiv Gandhi, hijo de Indira y marido de Sonia Gandhi. Su carisma y su visión estratégica fueron las claves de un proyecto militar que ha sobrevivido varias décadas y que consiguió poner en jaque no sólo al Gobierno de Colombo, sino también al de India, país que perdió miles de soldados combatiendo contra los fanáticos guerrilleros.
Sin supervivientesLa muerte de Prabhakaran y de todos sus oficiales (incluido su hijo) supone el fin de los Tigres Tamiles tal y como los hemos conocido. Después de 25 años de guerra civil, el Ejército de Sri Lanka da ahora caza por la selva a los últimos guerrilleros que quedan. La orden es no dejar vivo a ni uno solo. Y aunque quisieran, las tropas de Sri Lanka probablemente no podrían hacer muchos prisioneros. Prabhakaran aleccionó a sus hombres para no dejarse capturar y, de hecho, todos portan una cápsula de cianuro colgada al cuello. Con contadas excepciones, los «tigres» han llevado su fanatismo hasta las últimas consecuencias, combatiendo por los túneles cavados en la selva hasta morir.
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