Estreno

El «fan fatal» tenía una pistola de descargas

En su teléfono están las pruebas de que tenía un plan. Sólo el agresor sabe qué quería. Pero todo indica que el fin era la muerte de la actriz.

La actriz está grabando «Hospital Central»
La actriz está grabando «Hospital Central»larazon

Quiso el destino, el azar o Dios que a Sara Casasnovas no la matara el pasado domingo su mayor admirador. Ayer la prensa –en estas páginas se publicó la crónica– se hizo eco del suceso: la actriz gallega, de 23 años y famosa gracias a la serie de televisión «Amar en tiempos revueltos», fue atacada a la salida del madrileño Teatro Reina Victoria por Arndt Meyer, 39 años, un «fan fatal». La agarró del cuello, la apuntó a la cara con una ballesta y disparó, pero la flecha no alcanzó a la actriz, sino a un compañero de reparto. O, más bien, a su chaqueta. Con los nervios del momento no se dio cuenta de la flecha colgaba de su ropa hasta que la Policía se lo dijo.
Era la última función de «La noche de la iguana», que Casasnovas compaginaba desde hacía un mes –con paradas ocasionales– con el rodaje de «Hospital Central», pero Arndt lo llevaba planeando desde hacía tiempo, como ha podido saber LA RAZÓN. La clave está en el teléfono móvil que el agresor perdió en el forcejeo que siguió a la agresión, según confirmaron a este diario personas del teatro. El móvil, encontrado por un empleado después de que se levantara el atestado, está ya en poder de la Policía. Contenía imágenes del alemán con ropa militar. También fotografías tomadas por Meyer de las entradas, salidas y ventanas del local, como quien prepara un plan y no quiere que nada falle. «Se conocía perfectamente el teatro», confirma otro empleado. «A menudo, si la función no estaba llena, se cambiaba de asiento para estar más cerca del escenario», explican desde la sala.

Fuerte y rapado

Sus intenciones letales parecen confirmarse: no es muy creíble que Arndt Meyer, al que los testigos describen como «fuerte, con el pelo rapado», quisiera dar sólo un susto a la actriz. En su mochila, como se publicó, había una segunda ballesta cargada, lista para disparar, además de sogas con nudos de horcas ya hecho, esposas, gasolina y un cartel de la función. Pero este diario también pudo saber ayer que la mochila (un macuto de tipo militar) escondía además una pistola de descargas –extremo que han confirmado fuentes policiales– y un cutter. De hecho, fue esa pistola la que Meyer trataría de sacar tras fallar el disparo de la ballesta. Fue entonces cuando un empleado del teatro y un amigo de la actriz lo redujeron. Pero el susto no había acabado aún. Mientras algunas personas fueron a avisar a la policía, Meyer logró soltarse y sacó un cuchillo. Una patada en la mano, propinada por uno de los testigos de la agresión, lo desarmó por segunda vez. Él no se rindió y gastó su último as: un bote de spray de pimienta con el que roció a quienes, finalmente, lograron controlarlo.
Todo venía de largo: la obsesión de Meyer comenzó hace un año y medio. Habla bien español y había viajado dos veces a nuestro país. En la última, pasaba a menudo por el teatro de la Carrera de San Jerónimo. «Empecé a sospechar cuando Sara estuvo una semana de baja, sustituida por otra actriz, por un problema de espalda. El alemán apareció un día y se enfadó. Había carteles que lo advertían, pero quería saber por qué no estaba Sara en la función», añade un trabajador.


Mensajes, cartas y un camerino
Seguramente, Casasnovas se lo pensará mucho antes de volver a ser amable con un «fan». Quizá por educación, quizá por no parecer la típica diva, la actriz no cortó a tiempo la obsesión del alemán. En alguna ocasión, según han confirmado a este diario, le presentó a otros actores del montaje. ¿Llegó a visitar el camerino de la artista? Desde el teatro lo niegan, aunque otras fuentes consultadas aseguran que en algún momento sí habría podido visitar a la actriz, a la que enviaba cartas e incluso mensajes de móvil. En cualquier caso, está claro que el agresor se tomó mucho más que el brazo cuando se le había dado sólo la mano. Casasnovas, nacida en 1984 en Orense, comenzó en varias series autonómicas. En TVE se dio a conocer con el papel de Alicia en «Amar en tiempos revueltos». Y ahí se fijó en ella Meyer, que la veía por el canal internacional de la cadena. Aunque «en estado de shock» después de la agresión, Casasnovas volvió al día siguiente al rodaje de «Hospital Central», la serie en la que trabaja ahora.