Barcelona

El infradiagnóstico de la tiroides

La Razón
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Más de la mitad de los problemas metabólicos relacionados con una complicación de la glándula tiroidea se diagnostican por casualidad. Hasta un tres por ciento de la población sufre alguna de las patologías que se desencadenan como consecuencia de las alteraciones de producción hormonal de la tiroides, entre ellas el hipotiroidismo (ausencia de producción) y el hipertiroidismo (un exceso). La primera es la forma más frecuente, que se manifiesta a través de una ralentización del organismo. Se acusa cansancio y debilidad muscular, a veces se dan episodios de estreñimiento, intolerancia al frío, también resulta usual encontrarse con un ligero aumento de peso, que no es exagerado siempre y cuando no nos encontremos ante una grave alteración del sistema de tiroides. Para evitar el infradiagnóstico, provocado por la asintomatología, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en colaboración con la compañía farmacéutica Merck Serono, han puesto en marcha una campaña de concienciación para incrementar los conocimientos de la población acerca de esta enfermedad y la importancia de seguir revisiones periódicas de tiroides ante situaciones especiales, «como el embarazo, en la infancia, recomendable a partir de la menopausia y en la población geriátrica», apunta Teresa Iglesias, miembro del Grupo de las Alteraciones por Deficiencias de Yodo de la SEEN. Etiología Una de las principales causas del hipotiroidismo radica en una dieta pobre en yodo -sustrato básico de la glándula-, «aunque también puede deberse a una enfermedad autoinmune o a efectos secundarios de una cirugía en la zona», explica Lluis Vila, jefe de Servicio del Hospital Dos de Mayo de Barcelona y coordinador del Grupo de las Alteraciones por Deficiencias de Yodo de la SEEN. También suele aparecer tras el parto, sin que halla ninguna sintomatología clínica que lo revele durante los primeros momentos. El tratamiento del hipotiroidismo resulta sencillo, aunque fundamental sobre todo en las gestantes y en los primeros meses de vida de los recién nacidos. «Esto es así porque durante la primera mitad del embarazo el feto depende de la producción de hormonas de las glándulas tiroideas de la madre, y tras el nacimiento porque resulta imprescindible para el desarrollo neurológico del bebé», explica Iglesias. Aportar suficiente cantidad de yodo resulta una pieza terapéutica clave, «así, deberá establecerse una dieta con alimentos que contengan este elemento, a base de pescado de mar, y sobre todo de sal yodada, que la mayoría de las veces no se encuentra entre los ingredientes básicos de nuestra cocina», apunta Vila. «En ocasiones, como en el caso de las gestantes y durante la lactancia, se hace necesaria la suplementación a base de yoduro potásico», añade Iglesias.