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El «Johnny» cierra por obras

La Dirección del San Juan Evangelista ha advertido a sus colegiales de que el año que viene no abrirá. Aunque el motivo oficial es la necesidad de reformarlo, profesores y alumnos se temen lo peor

El «Johnny» cierra... ¿por obras?
El «Johnny» cierra... ¿por obras?larazon

Madrid- Cualquier estrella del mundo del cine, la música o el teatro, que muera con 43 años de edad, tiene muchas papeletas para convertirse en mito y muchos dicen que, entonces, se sobrevalora lo que realmente fue en vida. Es decir, se convierte en leyenda. Puede que algo parecido esté a punto de ocurrirle al colegio mayor universitario San Juan Evangelista, más conocido como el «Johnny», que abrió sus puertas por primera vez en 1966 –hace 43 años– y que cerrará el próximo mes septiembre por obras, según la Dirección del centro. Pero los 405 colegiales que, de momento, van a tener que buscarse otro sitio para el curso que viene, temen que el cierre sea definitivo y el «Johnny» pase a ser leyenda. «La buena fama que tiene este colegio es por algo, no es ningún mito», aclara un ex-colegial. Y es que los inquilinos actuales no están solos, cientos de veteranos se han unido a ellos y, aseguran, no van a permitir que cierren el mítico colegio mayor.
Una carta en los casilleros, el pasado 4 de mayo, informaba a los estudiantes de que no se abriría el plazo de inscripción para el próximo curso. La noticia sentó como un jarro de agua fría. «Si van a hacer obras en septiembre supongo que habrá un proyecto preparado desde hace tiempo. No entiendo cómo no nos han informado antes», explica Diego, un novato de Aranda de Duero que en estos días se enfrenta a sus primeros exámenes en la facultad de Turismo. «Ahora, que estamos en plena época de exámenes no tenemos tiempo para buscar otro colegio mayor o un piso.
La mayoría somos de fuera de Madrid así que no nos quedará más remedio que volver aquí en vacaciones para buscar el alojamiento del curso que viene y no creo que encontremos nada mejor», añade su compañero de habitación.
Barato, mixto y con prestigio
Y es que cualquiera que escuche hablar del «Johnny» comprobará que nadie habla de él como un simple colegio mayor. Además que es uno de los más baratos de la capital (pagan 690 euros al mes por alojamiento, tres comidas diarias y servicio de lavandería), palabras como libertad, espíritu o convivencia siempre salen de la boca de novatos y veteranos. «Es un colegio que fue construido para fomentar la convivencia», explica José Antonio Hidalgo, presidente de la Asociación de ex-colegiales del San Juan Evangelista.
Es de los pocos colegios mayores que son mixtos, no controlan la hora de llegada de los colegiales ni con quien subes a la habitación. «El espíritu libre del Johnny, al no pertenecer a ninguna congregación religiosa ni militar, es lo que tememos que se pierda del colegio», explica Hidalgo. «Eso y, por supuesto el bagaje cultural y e histórico que tiene», afirman sus colegiales.
El «Johnny» no sólo es conocido en Madrid y no sólo por estudiantes. Su nombre está unido al de la Música con mayúsculas. Su Club de Música y Jazz es universal y gracias a él han pasado por el colegio mayor de Ciudad Universitaria los artistas más destacados –sobre todo, de jazz y flamenco– del panorama nacional e internacional. De hecho al «Johnny» se le conoce en Madrid como la Catedral del jazz. A nivel político el «Johnny» también ha sido escenario de momentos históricos, como las charlas clandestinas que Tierno Galván daba dentro del colegio o la época que en que la represión franquista obligaba a muchos a «correr delante de "los grises"». De hecho muchos veteranos se quejan de la suavidad con que los colegiales de ahora están respondiendo a las amenazas de cierre.
«Las órdenes vienen de arriba»
¿Nadie va a hacer nada, entonces, para evitar el cierre? Los colegiales se muestran indignados en la forma que el colegio les ha dado la noticia, pero la mayoría coinciden en que «el director, Juan Córcoles Ortega, no tiene la culpa» . Tienen claro que las órdenes de cierre «vienen de arriba» y afirman que «contra ellos es más difícil luchar». Al parecer, Unicaja, que gestiona en centro a través de la obra social de su fundación, no le saldría del todo rentable mantener abierto el colegio mayor y la Universidad Complutense, propietaria de los terrenos, tampoco atravesaría muy buen momento económico como para apoyar la causa.
Pero estas razones no convencen a los afectados. Muchos de los colegiales que en su día vivieron en el «Johnny» y hoy son profesionales de la arquitectura o ingeniería están dispuestos a colaborar en la reforma del centro «a cambio de que les aseguren su reapertura», explica José Antonio Hidalgo, presidente de la Asociación que les une.
La hoja de ruta de la protesta
El pasado 29 de mayo Hidalgo remitió una carta al director del centro solicitando, entre otras cosas, «información clara sobre las obras a realizar, fecha de comienzo y plazos de ejecución así como el compromiso público de reapertura». También quieren saber qué va a pasar con los trabajadores del centro, muchos en edad de prejubilarse. «No hay muchos empleados en el centro: la gente de recepción y las señoras de la limpieza», explica Hidalgo, «porque el resto son subcontratas». Mientras esperan contestación al burofax que hace una semana, un futuro incierto sigue planeando por las míticas paredes de uralita del «Johnny».
Dentro de la hoja de ruta que piensan seguir las próximas semanas para evitar el cierre, está previsto organizar un concierto, «Amigos del Johnny», con muchos de los artistas del flamenco, el jazz y la cultura que han pasado por el Johnny desde 1970. Pero el último concierto oficial del colegio mayor corrió a cargo del uruguayo Carlos Carli, que debutó en esa sala hacía 30 años y que no pudo contener la emoción al pensar que el Johnny iba a cerrar para siempre. Su última pieza fue el vals llamado «Pepe's waltz», ¿Será «El Último Vals» del «Johnny»?


Novatos: habitación doble y sin ascensor
El ascensor del «Johnny» hace parada sólo en los pisos impares, donde hay exclusivamente habitaciones individuales (para veteranos). De esta forma, para que los novatos accedan a sus cuartos (compartidos), tienen que subir un piso por las escaleras y así, se ven obligados a pasar por zonas comunes. «Está todo pensado para que los que lleguen tengan facilidades para integrarse. Entre las actividades que hay y lo pequeñas que son las habitaciones no les conviene aislarse». Y es que los compartidos miden seis metros cuadrados escasos y cuatro y medio los individuales. «Aunque hay muchos trucos para hacerlas un poco más grandes, como subir el colchón de la cama en lo que sujeta el escritorio y así puedes guardar cosas debajo», explica Gerardo, otro ex-colegial.