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El «Kun» como remedio

La Razón
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Madrid- «Cumplió con su trabajo, como todos» decía Javier Aguirre después del partido de Agüero contra el Barcelona. Una manera poco agradecida de resumir la exhibición del «Kun». Dos goles, uno espectacular, un pase de gol y un penalti que marcó Forlán. Lo normal para el entrenador mexicano del Atlético, aunque le deba al «10» una semana de tranquilidad que ni él mismo seguramente se esperaba. Normal debe de ser también ganarle 4-1 al Barcelona después de haber logrado sólo cuatro de los últimos 18 puntos. «Sin duda hizo un gran partido», reconocía Rijkaard, algo más generoso que el mexicano.

Agüero juega sin que le afecte la presión. Sus anchas espaldas son capaces de aguantarlo todo. Le da igual que le peguen, que le griten o que le insulten, él agarra la pelota y regatea con naturalidad sin sentir compasión alguna por dejar en ridículo a un compañero de profesión. El fútbol de Agüero nació en un barrio de esos que algunos futbolistas argentinos dicen que les hace inmunes al miedo. Sobrevivir al barrio es hacerse invulnerable. Y el «Kun» puede con todo. Incluso con las lesiones. Es fuerte y joven y Aguirre procura ignorar sus dolores. Durante la semana pasada su participación ante el Barcelona fue dudosa por una lesión muscular. El miedo entonces era del entrenador mexicano. Pero Agüero aguantó todo el partido y sólo fue sustituido para que el Calderón explotara con su nombre en la garganta.

«Todos sabemos la calidad de Agüero. Como Messi, es joven y con mucho futuro. Espero que sigan en ese camino. Si sigue así seguro que llegará muy lejos», decía el madridista Higuaín el sábado, agradecido por los servicios prestados. «Le das una pelota cuadrada y te hace un traje», comenta Perea.

Agüero ha marcado ya once goles esta temporada y es el máximo goleador del equipo, que lo echa en falta cuando no está. El último ejemplo es el partido de vuelta contra el Bolton en la Copa de la UEFA. El Atlético fue incapaz de marcar un gol ante un equipo que no gana un partido desde que derrotó a los rojiblancos en la ida.

Nada es capaz de impresionar al «Kun», aunque el departamento de comunicación del club se empeñe en protegerlo de manera excesiva. Miden cada aparición pública del «10» sin tener en cuenta que nada puede afectarle. Para Agüero lo duro era no tener nada para comer con 13 años, cuando se engañaba al hambre con horas de sueño, o recordar que sus amigos de la infancia están todos presos. «No creo que haya ninguno en la calle», asegura.

El Atlético se agarra a los pies del «10» para seguir en los puestos de acceso a la Liga de Campeones. Si llega y le toca jugar en San Siro o en Old Trafford, el «Kun» hará lo mismo que siempre. Cogerá la pelota, encarará a algún defensa con nombre y le recordará que es mortal.