Galicia
El parto
Con los nuevos ministros han llegado anuncios de nuevos dispendios, sin parar, como si sobrara
La economía se rige por un principio aparentemente simple: no gastar más de lo que se ingresa. En tiempos de vacas flacas, marido y mujer hacen una lista y rebajan la cuenta del súper, los extras e incluso algún gasto fijo. En las empresas es igual; lo que sale de la caja nunca ha de ser superior a lo que entra o la quiebra está asegurada. Me produce espanto la forma de comportarse de José Luis Rodríguez Zapatero en materia económica. Gasto, gasto, multiplicación de las deudas es el leitmotiv de un Ejecutivo ajeno a la cordura monetaria. Con los nuevos ministros han llegado anuncios de nuevos dispendios, sin parar, a troche y moche, como si sobrara. Trini Jiménez gastará para aplicar la Ley de Dependencia, Elena Salgado para pagar un año más de paro a cada desempleado, Pepín Blanco para financiar obras públicas e infraestructuras, Manuel Chaves para financiar a las autonomías. Dinero, dinero, dinero. Ayer dijo el presidente que restringirá la publicidad en televisión: supongo que piensa sostener el ente con más dinero público. Tan excesivo es el comportamiento que ha salido Ignacio Fernández Toxo, de Comisiones Obreras, a decir que «no tenemos en estos momentos recursos disponibles en la caja del Estado» para ampliar el paro. España ha sido advertida desde la UE de que no puede rebasar indefinidamente los topes del déficit y la calidad de nuestra deuda pública está en entredicho ante los organismos internacionales. En este contexto, las medidas de Feijóo en Galicia, anunciando una reducción del 40 por 100 de los altos cargos y un 25 por 100 de las consejerías de la Xunta, indican una forma de hacer radicalmente opuesta. Si no se tiene, no se gasta. No creo que sea tan difícil de entender. Al ciudadano de la calle le resulta cada vez más evidente que el pobre presidente no pretende sino alargar la situación hasta «enganchar» una hipotética salida internacional de la crisis, con el fin de poder afrontar otras elecciones. La maniobra, por obvia y peligrosa, está inclinando las encuestas rápidamente hacia la oposición. Sólo deseo que sea una hora corta: lo mismo que se les desea a las embarazadas.
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