Barcelona
El público premia al teatro y a la danza en época de crisis
No todo son malas noticias en tiempos de nubarrones económicos. El mundo del teatro y de la danza desafía a la crisis en las principales plazas teatrales del mundo, desde Broadway al West End. España no es una excepción: en 2008 se incrementó el número de espectadores y la recaudación en taquilla –no siempre van parejos, ya que la segunda depende del tipo de producciones– en los dos principales ejes teatrales del país, Madrid y Barcelona, hasta llegar a los 3,9 millones de espectadores en la primera y 2,6 en la segunda. Varias son las causas de esta bonanza: el carácter irreproducible de cada hecho escénico, que dota al teatro de inmunidad frente a la piratería, al contrario de lo que les ocurre al cine y la música; la presencia de numerosas estrellas en los escenarios, y la contención en el precio de las entradas. Pero sería injusto negarle a la escena española la habilidad para conectar con la sociedad mediante producciones atractivas, con variedad y calidad en sus propuestas, tanto en las más convencionales como en las experimentales y las alternativas. Al mundo del cine, y en concreto a la industria cinematográfica española, que ven cómo se reduce año tras año el número de espectadores, no les vendría mal reflexionar sobre el éxito del teatro, cuya expresión más palpable fue la «Noche del Teatro» celebrada en Madrid.
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