Sevilla
El Real se vuelve «laísta»
SEVILLA- El Real muta según el día, la hora y la climatología. Muchos sevillanos, apenas abrieron ayer los ojos y echaron una primera ojeada al cielo, hicieron el petate camino de la playa. Es una migración controlada, año tras año, si el tiempo lo permite. Por supuesto, hay quien apura la Feria hasta el último rebujito y la sevillana postrera. Pero incluso los muy feriantes se toman el «finde» en Matalascañas o Sanlúcar como una cura de balneario por la mucha fiesta vivida. Tanto es así que el sábado amanece en el Real bajo un sopor de resaca encadenada, casi cerrado por transitoria defunción de los feriantes. Es sólo un espejismo. Apenas llegando la hora de comer, el ferial resucita. Con sevillanos y sin ellos. Son días de foráneos. Los madrileños desembarcan en Sevilla con su acento y su semántica propia. Durante esta recta final de Feria, los trajes de flamenca lo serán de faralaes y la manzanilla, indistintamente fino. El Real «sesea» menos y se apunta al «laísmo». A los ojos de un madrileño –y convendremos, como ya satirizaba «El tren de la Bruja» de este periódico, que todo extranjero en la Feria es indefectiblemente «madrileño» para los sevillanos–, no hay mejor manera de pasar el puente que «bajar» a la capital andaluza. El turismo se trasvasa y el AVE hace de probeta: de Madrid a Sevilla para la Feria; de Sevilla a Madrid –si gustan–para el dos de mayo.En el norte suelen afearnos nuestra fiesta «por ser privadas las casetas». Pero aquí todos hallan su hueco y la crisis incluso ha dulcificado el carácter de los porteros. Lo importante es llenar la caseta. Sea con sevillanos, madrileños, enchaquetados o descamisados. La falta de fondos desvía directamente a muchos españoles hacia nuestra ciudad, destino más asequible que Europa y no manco de encanto. Eso sí, hasta en eso nuestros visitantes hacen economías. «Yo me quedo en casa de una prima y mis amigas en casa de unos chicos que conocimos hace tres años, aquí en la Feria», comenta Lourdes. El extranjero encuentra quien lo pasee en calesa, quien le financie sus primeros vasos de manzanilla por mor de la hospitalidad, quien le entre en la caseta y quien le acoja en su casa. Y después dirán...Esta noche el Real apura las últimas copas poco antes de apagarse. Como siempre, habrá sido un éxito. Contra la crisis, la gripe porcina, las «paradinhas» del metro y el tabaco malo de estraperlo. El lunes de resaca nos pillará con los deberes hechos.
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