Castilla-La Mancha
El temporal colapsa media España
Miles de personas se vieron atrapadas en Madrid, que no fue avisada del riesgo de nevadas
La fuerte nevada que afectó principalmente al cuadrante nordeste y al centro peninsular provocó por momentos una situación de caos absoluto, que atrapó a decenas de miles de ciudadanos impotentes. El tráfico se colapsó en las carreteras de gran parte del país y dejó sin colegio a miles de niños. La situación fue especialmente complicada en las comunidades de Castilla-La Mancha y Madrid, donde la propia capital de España padeció una jornada muy convulsa tras la mayor nevada en muchos años. Mientras Guadalajara, por ejemplo, quedaba prácticamente incomunicada, algunas de las principales autovías nacionales, como la N-II, la N-III o la N-IV, fueron cortadas en las inmediaciones de Madrid por las intensas nevadas. El colapso fue entonces absoluto y la desatención a los afectados, el denominador común en la respuesta de las administraciones hasta bien avanzada la jornada. Los responsables de la Comunidad de Madrid denunciaron que ni su región ni Castilla-La Mancha figuraban en la noche del jueves entre las autonomías en alerta por precipitaciones importantes, lo que, en parte, explicaría la falta de una respuesta aceptable. La versión de la Agencia de Meteorología es que la borrasca cambió súbitamente el rumbo de madrugada, lo que, sin duda, es una versión verosímil. Lo que resulta menos explicable es que las autoridades autonómicas y municipales no fueran informadas de inmediato de los nuevos pronósticos y no se activaran los protocolos previstos ante esta clase de situaciones. De hecho, la Agencia gubernamental envió a la Comunidad de Madrid el aviso de alerta naranja por nevadas intensas media hora después de que comenzaran. El Gobierno tendrá que explicar estos flagrantes fallos de comunicación que terminaron por pagar los ciudadanos que salieron de sus casas sin la información y las recomendaciones precisas. Aunque el Ministerio de Fomento habló del despliegue de todos sus efectivos a lo largo de la jornada, los distintos testimonios de los atrapados coincidieron en que no había quitanieves, sal y fuerzas de seguridad a la vista en esas primeras horas clave. La Dirección General de Tráfico ofreció como toda explicación que las carreteras no están diseñadas para nevadas de esta «insistencia», aunque, por lo visto, más bien parece que sean algunos de nuestros gobernantes los que no están capacitados para afrontar una adversidad y cumplir con sus obligaciones. La ola de frío siberiano y la de imprevisión provocaron también la suspensión de las operaciones en el aeropuerto de Barajas durante más de cinco horas, en un hecho sin precedentes y que atrapó también a miles de personas.
Por momentos, el espectáculo en algunas zonas, especialmente en la Comunidad de Madrid, fue impropio de un país como España. La nevada pilló con el paso cambiado a los responsables de activar la alerta y de poner en marcha el despliegue necesario, pero ¿puede la octava potencia del mundo instalarse literalmente en el caos por unas horas de mal tiempo? Otros países de nuestro entorno son capaces de mantener su actividad normal en condiciones mucho más duras, pero aquí los sucesivos gobiernos parecen incapaces de aprender de los errores y condenan a los ciudadanos a largas horas de angustia y desesperación sin que, históricamente, nadie asuma sus responsabilidades por la falta de previsión y la cuestionable capacidad de respuesta. Y esta ocasión tampoco será una excepción. La ministra Magdalena Álvarez lo solventó anoche con la explicación de que hubo «fallos de todos», de todas las administraciones, tras una nevada «que no fue normal». Cualquier cosa antes que asumir que en democracia se tienen que rendir cuentas y no esquivarlas.
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