Ciclismo
Emboscada en el tour
La carrera de Alberto Contador es el Tour, como lo fue de Indurain. También ha ganado Vuelta y Giro; supera con éxito las tres semanas. Pero le hacen trampas. En 2006 no participó porque, aunque inocente, la maldita «operación Puerto» se lo llevó por delante. En 2008 no pudo defender el «maillot» amarillo de 2007 porque su equipo de entonces, el de hoy pero con distintos responsables técnicos, estaba bajo sospecha. Vinokurov le hizo un daño irreparable. Después de las vicisitudes y cumplida la penitencia por los pecados de otros, su reencuentro con la mejor carrera ciclista del mundo presagiaba éxitos inenarrables... Hasta que apareció Armstrong, el peor de los enemigos. Y en casa. Armstrong es uña y carne con Bruyneel. Bruyneel hace las alineaciones sin desviarse un milímetro de las exigencias del heptacampeón. No ignora que Contador es el mejor escalador ni sus progresos en la contrarreloj. Empero, le lleva al Tour sin guardaespaldas. El hombre de confianza de Alberto, el amigo, el confesor, el gregario impagable, es Benjamín Noval. Noval está en una forma óptima. Bruyneel le ha dejado fuera del equipo. En Mónaco, Contador no tendrá más ayuda que la del masajista. Armstrong correrá apoyado por siete ciclistas; Alberto, solo. Solo contra Armstrong, contra Bruyneel, contra Evans, contra todos. Bruyneel le ha negado el ángel de la guarda. Rezará cuando pinche, cuando necesite agua y por cualquier problema. Su director le ha preparado una emboscada y él ha previsto una salida. Ni el triunfo en el Tour, ojalá, los reconciliará. Culpa de Bruyneel.
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