Estreno
En busca del tiempo perdido
Dirección y guión: Wong Kar-wai. Intérpretes: Leslie Cheung, Maggie Cheung, Tony Leung Chi Wai y Brigitte Lin. Hong Kong/China/Taiwán, 1994-2008. Duración: 100 minutos. Acción. Hay cineastas a los que les cuesta encontrar un final, como si lo que realmente les entristeciera más es limitar el flujo de las imágenes que han creado. Es lo que le ocurre a Wong Kar-wai: por eso estuvo montando «2046» hasta días antes de su presentación en Cannes; por eso tuvo en ascuas a Maggie Cheung y Tony Leung en «Deseando amar» sin darles un guión, rodando durante quince meses para encontrar, con la puesta en escena de sus cuerpos, un tono, una atmósfera; y por eso sus películas nunca terminan, porque da la sensación que continúan fuera de nosotros, lejos de nuestra percepción. La filmación de «Ashes of Time» tuvo que atravesar un infierno de dificultades: los parones del rodaje, que duró dos años, hicieron posible que Wong Kar-wai realizara una de sus películas más emblemáticas, «Chungking Express», pero nunca quedó satisfecho del resultado final de «Ashes of Time». Por eso quiso retocarlo, puliendo tramas y personajes, potenciando «ad nauseam» los colores, en este «redux» que, seguro, tampoco siente como definitivo.Organizada en cuatro capítulos y un epílogo que corresponden a otras tantas estaciones del año, «Ashes of Time» integra a los personajes románticos del cine de Wong Kar-wai en el trampantojo del género «wuxia», o cine de espadachines y artes marciales. La fusión es francamente curiosa: a la quietud melancólica de sus héroes, siempre encerrados en el recuerdo de un amor que no pudo ser, se contrapone el movimiento abstracto de sus luchas, deconstruidas en trazos pictóricos que cifran la violencia que anida en sus cuerpos. Como en «Deseando amar», Wong Kar-wai reivindica la necesidad de vivir en el limbo de la memoria: por eso no importa que a veces el relato se detenga y se remezcle, porque los recuerdos se propagan por ondas tan efímeras y faltas de contornos que sólo producen confusión. Ahí está este asesino retirado en medio del desierto (Leslie Cheung), eremita que quiere curarse de sus penas de amor pero que recibe las visitas de samuráis y de mujeres con sed de venganza que le recuerdan que las emociones guían el mundo. A veces Wong Kar-wai se deja llevar demasiado por su tendencia elíptica –la que transformaba a «Deseando amar» en una bella revista de moda–, pero pocos cineastas tienen tanta sensibilidad para captar el gesto del amor verdadero.
✕
Accede a tu cuenta para comentar