París

En libertad los acusados por la muerte de 117 personas que recibieron hormonas de crecimiento contaminadas

Dieciocho años después de la primera muerte provocada por la hormona de crecimiento, la justicia francesa decidió hoy poner en libertad a los seis responsables médicos juzgados por el fallecimiento de 117 jóvenes en la década de los ochenta por un tratamiento que les hizo desarrollar la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, más conocida como el ‘mal de las vacas locas'

El caso, abierto en 1991, ha sido uno de los procesos más largos que ha tenido en sus manos la justicia francesa y es el asunto de salud pública más importante juzgado en Francia.
Los seis procesados, médicos y farmaceúticos, pertenecen a la Asociación Francia Hipófisis o al Instituto Pasteur y fabricaron la cuestionada hormona a partir de hipófisis extraídas de cadáveres sin control, sin higiene y sin selección previa. Su objetivo era paliar los problemas de crecimiento en los jóvenes, tratamientos que se hicieron entre 1980 y 1988. El resultado fueron 117 víctimas, en su mayoría niños, aquejados de una degeneración neurológica que les provocó la muerte. La investigación puso de relieve que Francia tenía en 2014 el 58% de todos los casos mundiales del ‘mal de las vacas locas' ligados a la hormona de crecimiento.
Para tres de los inculpados la Fiscalía había solicitado la libertad, mientras que para el resto la petición del Ministerio Público fue de penas de prisión con remisión condicional. Sin embargo, el Tribunal no ha seguido sus indicaciones y su decisión ha provocado la cólera inmediata de las familias, que esperan que la Fiscalía recurra el fallo.
Jeanne Goerrian, presidenta de la Asociación de víctimas de la hormona de crecimiento, anunció que han pedido ya una cita con la ministra de Justicia, Rachida Dati. "No podemos aceptar que nuestros hijos hayan muerto para nada", denunció asegurando que continuarán "el combate". "Era inimaginable que se les pudiera exculpar de esta forma. Los franceses que han oído hablar de este drama van a estar hoy escandalizados de la calidad de su justicia", se quejó.
Entre sus argumentos, el Tribunal estimó que la investigación no permite afirmar que los que participaron en el ciclo de elaboración y distribución de la hormona de crecimiento tuvieran consciencia a partir de 1980 de exponer a los enfermos a un riesgo de contaminación de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. No obstante, la justicia ha mantenido el cargo de responsabilidad civil para Elisabeth Mugnier, que recopilaba las hipófisis, y Fernand Dray, antiguo responsable del laboratorio Pasteur. Ambos tendrán que indemnizar a algunas de las víctimas. Para quien no hubo sentencia fue para el principal acusado del proceso, el profesor Jean-Claude Job, ex presidente de Francia Hipófisis, que falleció el pasado octubre. "El juicio es absurdo y socialmente peligroso", resumió Franois Honnorat, abogado de una decena de víctimas.