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Paloma San Basilio: «Es muy cansino ser objeto de deseo siempre»

Paloma (Madrid, 1950) cree que la culpa de la crisis está en la codicia disfrazada de legalidad. Le gusta el mar, ganar en humildad. No le gusta lo difícil que resulta convivir en España y la falta de autoexigencia. Sigue encantada con Rosa Díez, «me gusta lo que dice y lo suscribo, pero no haría campaña por ella porque en los partidos detrás de los líderes hay mucha gente que no conozco». Tiene pendiente un viaje en el Oriente Express. Teme a la soberbia del hombre, «esa es la principal amenaza». ¿Vicios? «El marisco y el buen vino».

Paloma San Basilio: «Es muy cansino ser objeto de deseo siempre»
Paloma San Basilio: «Es muy cansino ser objeto de deseo siempre»larazon

-Mañana y pasado presenta en el Teatro Español (Madrid) su nuevo show: «PSB». Son las iniciales de su nombre...

 

-Y también las de los instrumentos que me acompañan: piano, saxo y bajo.

 

-¿Y qué tal Pitt (Brad), Sutherland (Keifer) y Bardem (Javier)?

 

-¿Para qué tres? Con uno tengo de sobra.

 

-Canta en este «show» lo mejor de sus 30 años de vida artística...

 

-Interpreto las canciones que me han dicho algo a lo largo de mi vida.

 

-No está la situación como para correr riesgos, ¿no?

 

-Al contrario: en tiempos de crisis hay que arriesgar. Este espectáculo es una apuesta arriesgada. Las viejas fórmulas están gastadas. Falta imaginación, valentía.

 

-Siempre ha hecho lo que quería. ¿Qué quiere ahora?

 

-Estar en el escenario como en mi casa.

 

-¿La valentía se apaga con los años?

 

-Se gana, el miedo desaparece. Cada día tengo menos miedos, quizá porque me conozco mejor. Con los años te vas desnudando, buscas la esencia, te vuelves transparente, no tienes que fingir.

 

-Dice Caballero Bonald que con el tiempo se ha hecho más desobediente...

 

-Sí, claro. Desobedecer es perder miedos.

 

-Y escribe el poeta: «La edad me ha ido dejando/ sin venenos/ malgasté en mala hora/ esa fortuna/ ¿Qué más puedo perder?». ¿Cómo anda de venenos?

 

-Soy una Escorpión nada venenosa. No tengo sitio para el odio.

 

-Dice otro poeta, el mexicano José Emilio Pacheco: «Hoy somos todo lo que odiamos hace 20 años».

 

-No estoy de acuerdo, al menos, en mi caso. Yo soy lo que quería ser cuando era pequeña.

 

-Francisco J. Rubia, catedrático, especialista en el cerebro, afirma: «La música es saludable, pero falta entender por qué».

 

-Probablemente porque no hace falta entenderla. Creo más en la inteligencia emocional que en el racionalismo.

 

-Y las vacas dan más leche escuchando algunas melodías...

 

-Y las plantas crecen mejor si les hablas. Si yo tuviera vacas les cantaría. Me parecen muy guapas las vacas.

 

-«Me dicen que hay alternativas, pero no se me ocurre nada que no sea atracar un banco», asegura un parado. ¿Qué le llevaría a atracar un banco?

 

-Recuerdo la historia de aquella madre que acompañaba a su hijo drogadicto a asaltar supermercados. Entiendo a esa madre. Por ayudar a un hijo haría cualquier cosa.

 

-Cuenta Martirio que cuando se quita las gafas y la peineta es invisible. ¿Usted qué se pone para ser invisible?

 

-Nada. Ya me puedo poner lo que sea que me reconocen siempre, hasta de espaldas. Y no me importa. Forma parte de mi vida.

 

-¿Sigue siendo verdad que a partir de los 40 o 50 años la mujer se hace invisible a los ojos de los hombres?

 

-A partir de cierta edad ya no te importa que no te miren. Es una conquista, una liberación: es muy cansino ser objeto de deseo todo el tiempo.

 

-¿Se habrá percatado ZP?