Expediente X

Podría tratarse perfectamente del guión de la tercera entrega en cine de la saga «Expediente X». La primera llevaba el título de «Enfréntate al futuro»; la segunda, «Creer es la clave»; y esta tercera podría llamarse «El silencio de los tocinos». La película se ambientaría en un mundo azotado por una grave crisis económica. Donde la bolsa se tiñe a diario de rojo, donde los parados se cuentan por millones, donde los grandes bancos firman las grandes estafas, donde miles de empresas desaparecen. Nadie está a salvo. Un mundo controlado y dirigido por personas con demasiado poder y con muy poca ética. Dispuestos a lo que sea para eludir las responsabilidades sobre la situación de esta crisis, disponiendo de medios inimaginables para conseguirlo. Y a todo esto, un extraño virus procedente del cerdo empieza a expandirse por todo el mundo. Un virus que supuestamente aparece en el sureste de Méjico, curiosamente en unas granjas que pertenecen a una empresa norteamericana. Los agentes Mulder y Scully, una vez más, dedican todos sus esfuerzos a investigar la dudosa procedencia de este virus. «Dime Scully, ¿no crees que esto podría ser obra de los de siempre? ¿Para desviar la atención sobre lo que está pasando en el mundo?». La escéptica agente Scully, esta vez, no tiene respuestas. Los agentes no consiguen resolver el caso. Se acabó la crisis económica, y empezó la crisis porcina.