París

Federer completa la colección

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Roger Federer cerró el círculo en París. Llegó a Roland Garros después de ganar en Madrid, con la intención de plantar cara a Nadal en su torneo y se encontró con que Robin Soderling liquidaba a su gran amenaza en octavos. Vía libre. El reto dejó de ser una quimera para convertirse en una obligación. En la final, el sueco fue una anécdota. No molestó y Federer no dejó escapar su oportunidad. Alcanzó su décimo cuarto «Grand Slam», igualó el récord de Pete Sampras, aunque éste lo hizo sin ganar en París, y lo logró con el único torneo con el que todavía tenía cuentas pendientes.

Los libros de historia tienen un motivo más para que Roger Federer ocupe un lugar privilegiado, si no el más destacado. Lo ha ganado todo y en todas las superficies. En París se ha quitado un peso de encima, el único que le quedaba junto a la Copa Davis. Antes de que su hijo nazca en agosto, el objetivo es recuperar el trono en Wimbledon, superar la plusmarca de Sampras e intentar la reconquista del número uno.

La final fue de mentira. Casi tanto como la de Nadal y Federer hace un año. Soderling había ago- tado su cupo de protagonismo en el torneo con las rondas anteriores. El sueco asumió su papel de secundario desde el principio, lo hizo sin rechistar. Todo el protagonismo era de Federer y Robin pareció el primero en entenderlo. En el primer set actuó como un júnior. Sumó un punto al resto y sólo diez más cuando servía. En 23 minutos, el suizo tenía encarrilada la final para satisfacción del público que abarrotaba la central.

Los sobresaltos durante la final llegaron por cuestiones ajenas al tenis. Con 2-1, «Jimmy Jump» pu- so en entredicho la seguridad del torneo por segunda vez en las dos últimas semanas. La primera vez fue un espontáneo que se coló en una de las pistas secundarias antes de que comenzara un partido. El catalán lo hizo a lo grande en la final. Saltó a la Philippe Chatrier con una camiseta suiza, una bandera del Barça y una barretina. Se fue directamente a por Federer, pero el suizo evitó que le colocase la barretina en la cabeza, aunque luego reconoció que pasó bastante miedo. «Jimmy Jump» sorteó a tres miembros de seguridad, saltó la red y cuando se dirigía a por Soderling fue placado, reducido y arrastrado por la arcilla roja.

A Federer la conmoción por el numerito, que lleva camino de convertirse en clásico, le duró has- ta el «tie-break» del segundo set. En el único momento límite conectó cuatro saques directos para devolver a la realidad a Soderling. A medida que el tercer set iba avanzando, el suizo se empezó a mostrar cada vez más nervioso. El nórdico dispuso de sus dos únicas bolas de «break» porque Federer estaba empeñado en acabar el partido cuanto antes. En el décimo juego, la tensión generó una sucesión de errores, que se encargó de cerrar Soderling con un resto a la red. Federer se arrodilló, lloró, se tapó la cara con las manos y siguió llorando.

Con la Copa de los Mosqueteros en la mano, el suizo no pudo contener la emoción. «Sienta muy bien estar en el podio por fin co- mo ganador», aseguró después de haber caído en las tres finales an- teriores ante Rafa Nadal. Con Andre Agassi, el último ganador de los cuatro «Grand Slams» en diferentes temporadas, a su lado, Federer apenas pudo articular palabra. Se refirió a la victoria en París como «un momento mágico» y agradeció el apoyo a su fami- lia, amigos y a su «querida esposa, que está embarazada». Casi tan emocionado como él se encontraba Soderling. El sueco no hizo más que constatar la opinión de gran parte de los miembros del circuito: «Eres el jugador más grande de la historia y te merecías ganar este título».

Federer, como no podía ser de otra forma, tuvo una mención para el público, que durante las dos últimas semanas le ha apoyado: «Habéis puesto mucha presión sobre mis hombros, pero me habéis apoyado durante toda la quincena. Sois los mejores. Hasta el año que viene». Y luego se secó las lágrimas. Le esperan en Halle y en el All England Tennis Club para seguir haciendo historia.

Un Roland Garros con asterisco
- Un torneo atípico.
–Federer, Soderling, González y Del Potro podrían formar el cuadro de semifinales de un gran torneo en pista rápida. El suizo ha sabido aprovechar su oportunidad. Sin los dos mejores jugadores de la temporada sobre tierra batida, Nadal y Djokovic, los únicos problemas que ha tenido han sido los que él mismo se ha creado porque sabía mejor que nadie que estaba ante una ocasión casi irrepetible.
- Y ahora, ¿qué?
–Quedan dos semanas para que arranque Wimbledon y Federer llega en su mejor momento de los últimos 18 meses. Su sueño es ganar su sexto título sobre el pasto londinense derrotando a Rafa en la final y superando así el récord de Sampras.