París
Federer ganó a un extraño
Roger Federer pudo con Rafa Nadal sobre la tierra batida de la Caja Mágica. Podría parecer que la victoria del suizo es poco menos que histórica, atendiendo a los precedentes, incluso a los más recientes. Pero el primer título de la temporada para Federer admite una cantidad enorme de matices y todos ellos llevan a la misma conclusión: Rafa sigue siendo el gran favorito para Roland Garros. El posible quinto título consecutivo en París –torneo que arranca el próximo domingo– no queda cuestionado por la derrota en Madrid.La diferencia con respecto a an- teriores citas no fue tanto el juego de Federer, que también tuvo parte de culpa, como el de Nadal. Rafa no ha sido en Madrid el jugador del resto de la temporada. Desde su llegada el jueves de la pasada semana o quizá incluso más allá, desde que se supieran las nuevas fechas del Masters madrileño, el número uno del mundo ha vivido una relación tormentosa con el torneo. No le agradaban las fechas, tampoco las pistas de entrenamiento ni la central; tampoco la altitud, y es que nunca ha ganado un torneo en tierra batida que no fuera casi a nivel del mar, tampoco la cercanía con Roland Garros; tampoco la fecha de su debut; tampoco que la lesión de Kohlschreiber le impidiera jugar en segunda ronda para rodarse más... Y encima llegó la polémica de la pista azul y las más de cuatro horas de la semifinal ante Djokovic. Demasiados impedimentos para pensar sólo en su raqueta. Así fue como Nadal no fue el Nadal de siempre. Algunos gestos eran los de Rafa, aunque el tenis, no. Pero, con todo eso, tuvo opciones para poner a Federer, de nuevo, en una situación límite.Rafa prometió después de la final «hacerlo mejor el año que viene». Él es más consciente que nadie de que su raqueta no ha estado al nivel habitual. Lo más grande es que incluso así tuvo oportunidades para desequilibrar al suizo. Tuvo sendas bolas de «break» en los juegos segundo y sexto del primer set. Desaprovechó ambas y Federer no lo hizo en la única que dispuso. Con una ruptura en el noveno juego se llevó la primera manga. El partido era demasiado frío. Nadal no era agresivo y el duelo carecía de la carga física y emotiva necesaria para que a Federer le empezaran a asaltar sus fantasmas habituales. El suizo logró un nuevo «break» en el quinto juego del segundo set y luego salvó una situación crítica (0-30) en el octavo. Tenía una confianza desconocida sobre tierra batida y con Rafa enfrente. Afrontó su servicio en el décimo juego para ganar. Remontó un 15-40, pero desaprovechó la primera pelota de partido por una volea precipitada. Un «ace» con un segundo servicio y otro saque directo finiquitaron el torneo.Nadal luego reconoció que el suizo había sido mejor: «No he pagado el cansancio, he pagado que Roger ha jugado mejor». Y no pudo dejar de referirse a las condiciones del torneo: «Estando perfecto no sé si hubiera podido ganarle con lo rápida que es esta pista». Para tranquilidad de Rafa, en Roland Garros las condiciones serán las mismas que en los cuatro años anteriores. Nada que ver con todo lo que se ha encontrado en Madrid.
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