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Florencia es nombre de mujer

La Razón
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Los italianos piensan que sus mujeres, empezando por sus madres, son las más hermosas del mundo, pero no por ello les permiten ocupar en la sociedad el lugar que les pertenece. Italia es un país pesadamente tradicionalista y el machismo minimiza todavía la presencia de las féminas en los puestos importantes, ya sea en la política, los negocios o la educación. La paridad entre sexos, de la que tanto hace gala el Ejecutivo español, es un escenario irrealizable, que no va más allá de las demandas de los grupos feministas. Así han funcionado las cosas con Gobiernos de derecha y de izquierda. Así han sido hasta esta semana, cuando una concejala del Ayuntamiento de Florencia, Lucia Matteuzzi, ha provocado una pequeña sacudida en la adormilada e indolente sociedad italiana. Matteuzzi pertenece a la comisión municipal encargada de titular las calles y recientemente se dio cuenta de que, de los casi 200 nombres que se barajaban para bautizar las nuevas vías, sólo 12 eran de mujer. La escritora Oriana Fallaci y Beatrice Portinari (la musa y amada de Dante Alighieri) eran dos de las afortunadas. El resto de nombres de la lista pertenecían todos a hombres. A los comunistas no les gusta «Tras constatar esta situación decidí profundizar en el tema, por lo que me di cuenta de que de las 2.300 calles que hay en Florencia sólo unas 70 han sido bautizadas en honor a una mujer», cuenta la concejala. Con este discurso fue a ver al alcalde, que es de su misma formación (el Partido Democrático, PD) y consiguió que el Ayuntamiento aprobara una modificación de las reglas para dar nombre a los lugares públicos. Desde esta semana, la mitad de las nuevas calles, plazas y avenidas florentinas que se bauticen en el municipio tendrán nombre de mujer. «Estoy muy contenta de que hayamos logrado la paridad. Yo, además, no tengo pasado feminista pero estoy convencida de que esta decisión impulsa la dignidad de la mujer y la igualdad entre sexos». Matteuzzi, que reconoce estar algo sorprendida por la multitud de entrevistas que ha debido atender por su propuesta, explica que la medida no tendrá carácter retroactivo. «A nadie se le ocurriría cambiar ahora el nombre de las calles y plazas. Cuenta entusiasmada que hasta las concejalas del Pueblo de la Libertad, principal rival del PD en el Ayuntamiento, le han felicitado por su idea, aunque no participaron en la votación. Sólo los representantes de los comunistas y de Los Verdes en el municipio votaron en contra. «Es una gran tomadura de pelo. ¿Cómo se hace para dar paridad al genio? En ocasiones nacen muchos personajes hombres y otras veces muchas mujeres. ¿Y los gays y las lesbianas? Hoy nadie discrimina el nombre de una calle o de una plaza por el sexo», justifica su «no» el comunista Nicola Rotondaro. Los Verdes mantienen un discurso similar. «No se puede cambiar el pasado. Si no hay hombres o mujeres ilustres no se pueden inventar», explica Giovanni Varrasi. «Me felicita todo el mundo» Pese a las reticencias de estos dos grupos, Matteuzzi ya ha empezado a recibir las felicitaciones de sus vecinos. «Al día siguiente, cuando fui al kiosco donde compro la Prensa, mucha gente me dijo que con estas decisiones se demostraba el civismo de nuestro país». Quien, de momento, no se ha pronunciado sobre la decisión del Ayuntamiento de centroizquierda de Florencia es el Ministerio de Igualdad, que dirige Mara Carfagna. Este diario quiso saber la opinión del departamento que dirige Carfagna, pero sus representantes declinaron repetidamente valorar este asunto. Los movimientos feministas, obviamente, sí que han celebrado la paridad de las nuevas calles y plazas florentinas. «Supone una victoria en la batalla para alcanzar el 50% en los órganos de decisión del país. Lo que ha hecho Florencia tiene un gran valor simbólico, esperemos que otras ciudades italianas sigan sus pasos», dice Francesca Koch, histórica líder feminista. Como muchas de sus compañeras, Koch critica con firmeza el «machismo de Italia» y muestra su admiración por España. «Zapatero dio un gran paso adelante con la ley sobre la violencia contra las mujeres. Éste es un asunto político y así se debe afrontar. Mi país está todavía muy lejos del caso español. Se ha trabajado para cambiar pero, desgraciadamente, no hemos logrado el mismo éxito que las feministas de España por la falta de respuesta de los políticos». A Koch le duelen las cifras del Parlamento italiano, donde las mujeres son una minoría. En el Senado sólo hay 58 féminas, un 18,01% del total. En la Cámara de los Diputados la situación es algo mejor ya que 134 de los 630 escaños no corresponden a hombres, que copan el 78,73% de los puestos. «Es algo indecente», se queja. Tampoco encuentra consuelo en las cuatro ministras del Gobierno de «Il Cavaliere». «Son unas peleles. Ninguna tiene una visión feminista, sólo hacen lo que les pide Berlusconi. No escuchan a otras mujeres ni defienden sus derechos, como ha quedado claro en asuntos como la lucha contra la prostitución, en las que se ha optado por el camino de la represión». Luciano Pellicani, profesor de sociología en la universidad Luis Guido Carli de Roma, espera que la decisión del Ayuntamiento de Florencia abra los ojos hacia el machismo que sufre Italia, aunque no cree que la solución sea la paridad de sexos. «Para alcanzar la igualdad perfecta hay que llegar incluso a plantearse lo que pensaron a principios de siglo los comunistas, que debatieron sobre la abolición de la familia». Pocos países europeos tienen tan arraigada esta institución como Italia, lo que explica en parte su machismo exacerbado. «La familia es el primer lugar donde impera la jerarquía machista», apunta el profesor Pellicani. La líder feminista comparte su diagnóstico: «En Italia sigue dominando la cultura del patriarcado». Y para Dolores Ibarruri El éxito de la propuesta de la concejala Matteuzzi es una muestra más de que se han logrado progresos en los últimos años, sostiene el sociólogo. «En Sicilia, por ejemplo, ya no supone un deshonor perder la virginidad». En su opinión, la clave del cambio respecto al pasado y de la evolución futura vendrá con la escuela y con factores como los medios de comunicación o los viajes. «La exposición a otros países y culturas permite ver con ojos nuevos la propia realidad. La filosofía nace precisamente cuando los griegos comienzan a viajar y conocen formas de pensar diferentes», explica el profesor Pellicani. Koch, curtida en las batallas feministas de los 70, ve en cambio el futuro con menos optimismo. «Las conquistas de aquellos años están ahora en riesgo. También me preocupan los derechos de las mujeres inmigrantes, a las que sólo ofrecemos represión pero que son el futuro de Italia». Pese al machismo presente y a lo nebuloso del provenir, Lucia Matteuzzi tiene motivos para estar contenta. Su idea de dar un 50% de los nombres de las calles a mujeres se ha convertido en un símbolo y ahora no tiene más que preocuparse por quiénes serán las afortunadas. «No faltarán candidatas. Además de las florentinas e italianas, también me gustaría dedicar una calle a Dolores Ibárruri, la ``Pasionaria¿¿», concluye.