Japón
FLORENTINO
Después del ligero correctivo que el Barcelona aplicó al Madrid en su último encuentro liguero, que como saben terminó con victoria por la mínima en el último minuto y de penalti injusto, el clamor para que Florentino Pérez vuelva a tomar las riendas del club blanco es ya ensordecedor. La afición merengue recurre a Florentino como se hace con Santa Bárbara, una vez que la tormenta es ya irreversible. Y sin embargo, los males del Real Madrid son consecuencia de la política aplicada por el ciudadano Pérez en su anterior mandato, resumida por el protagonista con el eslogan «Zidanes y pavones». El Barça de Guardiola es la demostración evidente de que lo único sensato a largo plazo es formar un equipo sólido con una mayoría de canteranos, porque para jugar en un grande hay que ser, en primer lugar y como decía Johann Cruyff, un forofo. Un equipo de estrellitas sobrevaloradas, cuya máxima preocupación es comprar cada mes un coche de alta gama y que el entrenador no se meta en su agitada vida nocturna, puede ser excelente para vender muchas camisetas y, eventualmente, ganar algún trofeo menor, pero cuando el dinero se acaba y ya no hay pasta para los zidanes, resulta que tampoco quedan «pavones» porque la cantera ha sido literalmente destruida. Luego pasa lo que pasa, que aparece un Barcelona en racha y te deja la zaga como la bandera de Japón. Entregarle el poder de nuevo a Florentino es persistir en el error, pero no parece que este razonamiento elemental impida que el presidente de ACS llegue de nuevo al Bernabeu y bajo palio. Con su pan se lo coman.
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