Nico Rosberg
Antonio Pérez Henares: Flores entre nieves
En marzo son más las aves que llegan. Ahora lo está haciendo el primer mensajero de la primavera, el avión.
Escribía que hay estos días mucho movimiento en las autopistas aéreas de las aves. Se han ido marchando las grullas, pero muchos otros también han partido. Las anátidas, los patos, se marchan rumbo al norte. También emigran, las que emigran, las torcaces. Que no son todas. Algunas de las rurales y más aún de las urbanitas se han hecho estables. Pero ya , con marzo son más los que llegan. Ya ha venido la primera, la cigüeña, que este año ha aguantado nevadas en los campanarios. Ahora lo está haciendo el que es el verdadero y primer mensajero de la primavera. Que no es la golondrina, sino su primo : el avión, el pajarillo de cola algo más corta y no tan ahorquillada, blanquinegro y que hace su nido con barro bajo los aleros de los edificios. Luego, sí detrás, ya «volverán las oscuras golondrinas». Son la siguiente avanzadilla de los «africanos». Pero además de por este trasiego al que se unirán, entre muchos, abubillas, abejarucos y ya para abril cuclillos y vencejos, las aves se dejan sentir mucho más. Han entrado ya en el frenesí de la reproducción . Las especies de mayor porte ya están poniendo sus huevos y enhuerando. Los demás están entregados a un incansable y revoltoso ajetreo. Disputa del territorio, reclamos, trinos y revuelos buscando atraer pareja. Lo de siempre, lo de todos los años. Que este año, con la nieve aún señoreando paisajes, estamos más que nunca deseando. Porque este año la flor de almendros, ciruelos y cerezos se abre blanca entre el blanco de los paisajes aún nevados.
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