Nueva York
«Goya pintó este cuadro en una hora»
El cuadro se expuso el año pasado en el Prado, y ahora sale a la venta en Sotheby's entre 2,5 y 3,5 millones de dólares.
En medio de la polvareda levantada con «El Coloso», el nombre de Goya vuelve a estar hoy en el punto de mira a cuenta de una subasta que ha levantado no pocas suspicacias. La sucursal de Sotheby's en Nueva York saca a la venta el cuadro «Retrato del Príncipe Alois Wenzel von Kaunitz-Rietberg», atribuido al maestro de Fuendetodos, con una estimación entre 2,5 y 3,5 millones de dólares. La obra, propiedad de un particular, sale a subasta seis meses después de que el Museo del Prado lo mostrase en la exposición «Goya en tiempos de guerra», donde su comisaria, Manuela Mena, conservadora jefe de pintura española del siglo XVIII y de Goya en el Prado, decidió no incluir «El Coloso».
En muy mal estado
Los grandes expertos en Goya no han identificado el retrato del diplomático austriaco como una obra del pintor aragonés. Sin embargo, Mena lo incluyó en la citada exposición rescatando una antigua atribución que realizó una galería suiza en 1951. «Es un cuadro técnicamente impecable», afirmó Mena en una entrevista el año pasado.
La conservadora del Prado contó con el respaldo de otra conocida especialista en la materia, la británica Juliet Wilson-Bareau. Ésta considera que no hay duda sobre la autoría pero cuestiona la calidad y el estado de conservación. «Cuando lo vi por primera vez en una imagen no me gustó, pero al contemplarlo expuesto pensé que la cabeza es maravillosa, aunque el cuerpo carece de consistencia. Goya pintó este cuadro rápido, en una hora.
Captó muy bien la psicología del personaje, muy parecida al retrato del Duque de San Carlos que se encuentra en el Museo de Zaragoza».
El hispanista Nigel Glendinning y la directora de la Fundación Lázaro Galdiano, Jesusa Vega, también grandes conocedores de la obra de Goya, rechazan esta atribución. Argumentan que se trata de un cuadro mal ejecutado: «La cabeza no está mal, pero el resto del cuadro es horrible», juzga Glendinning. «Ningún especialista en Goya dirá nunca que la parte del torso está pintada por él», añade.
La venta de hoy ha levantado suspicacias porque sólo seis meses después de estar expuesta en el Prado sale al mercado en una operación con la que el propietario espera obtener pingües beneficios. La jugada no ha gustado nada en el museo dirigido por Miguel Zugaza, donde no sabían que el cuadro -cuyo valor indudablemente ha subido como la espuma tras la exposición del Prado- iba a ser carne de subasta.
La historia del personaje retratado también tiene miga. Miembro de una familia vienesa de alta alcurnia, amigo de Paganini y de Ingres, el príncipe Kaunitz protagonizó bochornosos escándalos por los que fue juzgado y condenado. Resulta que fue un pederasta. Se le acusó de ser responsable de 200 casos de abusos a menores y jóvenes en Viena entre 1811 y 1814. Kaunitz llegó a Madrid en agosto de 1815 como embajador de Austria, y es posible que también en España cometiera el mismo delito. Así se cuenta en la ficha del catálogo de la exposición del Prado, donde se califica de «soberbia» la captación que el pintor hace de la personalidad del retratado. Es posible, añade, que el artista conociera la depravada sexualidad de su modelo, su altivez y arrogancia.
De nuevo, los protagonistas del debate sobre una obra de Goya son los mismos que han polemizado en torno a «El Coloso». Por un lado, están Manuela Mena y Juliet Wilson y, por otro, Nigel Glendinning y Jesusa Vega. Estos dos últimos consideran que «El Coloso» es obra de Goya y quieren elaborar un contrainforme en respuesta al que ha difundido Mena en la página web del Prado. Las continuas polémicas surgidas en torno a Goya tienen una explicación, según especialistas que prefieren no aparecer. Su obra alcanza una cotización en el mercado internacional que tienen muy pocos pintores españoles. Fue sumamente productivo, vivió muchos años y pintaba muy rápido. Además, tuvo infinidad de seguidores.
«El Coloso» no levanta pasiones
No parece que el cambio de autoría de «El Coloso», de Goya a Asensio Juliá, haya levantado especial morbo entre los visitantes. El cuadro sigue en la pared central de la sala 66 del edificio Villanueva, con su antigua cartela, de momento, que lo atribuye al maestro de Fuendetodos, aunque se cambiará en breve y se acompañará de paneles explicativos.
Los grupos de japoneses siguen entrando directamente, sin pararse mucho ante el gigante, para ver las pinturas negras de la sala 67. Algunos visitantes escuchan audioguías, mientras el vigilante asignado a las salas advierte, cuando escucha algún comentario, sobre el nuevo estatus de la obra, y remite a la web del museo, informa Miguel Ayanz.
Los maestros antiguos flaquean
Muchas esperanzas había depositadas en la venta que ayer celebró Christie's dedicada a los maestros antiguos. El lote 77, que partía como favorito, con 12 sibilas de Zurbarán, no se vendió en la subasta, lenta y tediosa, aunque fue inmediatamente adquirido al acabar ésta por un comprador norteamericano.
La sala no quiso revelar el precio. De los 94 lotes de la manañana, 39 no hallaron comprador y algunos se vendieron por debajo de su estimación más baja. Y es que ni los grandes maestros de la pintura antigua escapan ya a los tiempos de crisis.
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