Hacia el envejecimiento participativo

La mayoría de la gente piensa que cuando uno llega a la vejez ya no se está capacitado para realizar ciertas cosas. Pensamiento erróneo, ya que las personas no manifiestan alteraciones que influyen marcadamente en su funcionamiento físico, intelectual o social hasta que pasan los 80 años. Sin embargo, con el paso del tiempo la idea de dependencia ha cambiado en aumento de la vejez activa, que refleja el deseo y la capacidad de la persona de edad para mantenerse involucrada en actividades productivas. Los estereotipos de las personas de edad como improductivos y dependientes son injustos y van en deterioro de la vitalidad de la sociedad, así como de la dignidad de los individuos. Ya lo decía Picasso: «cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla de inmediato». Bajo esta premisa se inauguró ayer el I Congreso Regional de Personas Mayores, que propone como objetivos el envejecimiento saludable y, sobre todo, el envejecimiento activo. El consejero de Política Social, Mujer e Inmigración, Joaquín Bascuñana, fue el encargado de abrir este simposio que se celebra hasta hoy en el Aula de Cultura de la CAM y que nace con el propósito de debatir y mostrar a la sociedad sus principales necesidades. Otro de las metas es acercar las nuevas tecnologías a la tercera edad como método para favorecer la comunicación y ocupar su tiempo de ocio mediante la educación y la formación. Además, mostrar a las personas mayores las numerosas actividades y funciones que todavía puede realizar en beneficio de la sociedad como son el voluntariado mediante el cuidado a personas dependientes o con la regulación de tráfico a la salida de los colegios. «Todas las ocupaciones son buenas para prolongar la autonomía personal e impedir la paralización», subraya Bascuñana. La vejez no depende de la suma de una cantidad de años sino de la calidad de vida que se haya tenido.