Terrorismo
«Hecho fortuito» o acción criminal premeditada
MADRID- Las interpretaciones sobre si el atentado perpetrado ayer en Capbreton era consecuencia de un encuentro fortuito entre los guardias civiles y los etarras o, por el contrario, se trataba de una acción criminal premeditada, eran mantenidas ayer por la tarde, respectivamente, por fuentes oficiales y expertos antiterroristas.
Según la versión oficial, los etarras habrían tomado la decisión de matar a los agentes, con los que, incluso, habrían intercambiado algunas palabras, sobre la marcha. A los expertos consultados por LA RAZÓN no les convence esta hipótesis, ya que los miembros de la banda tienen órdenes de no hacer uso de sus armas en territorio galo y, en caso de sospechar que han sido detectados por miembros de las Fuerzas de Seguridad, emprender la huida con la mayor rapidez posible.
Estas fuentes recuerdan que ETA distribuye entre sus miembros ocultos en Francia un panfleto que se titula «Argi Ibili» («Ten cuidado»), que actualiza cada varios meses, en el que figuran las matrículas y modelos de los coches que, según sus «investigaciones», pertenecen a agentes de las Fuerzas de Seguridad españolas y galas, así como las características de los agentes que los utilizan.
Los expertos antiterroristas habían interpretado que la banda daba esta información para que fuera usada «a la defensiva» y sus militantes evitaran ser detenidos. Sin embargo, el atentado de Capbreton demuestra que tendría también como finalidad la de preparar acciones criminales contra los agentes españoles que trabajan en Francia.
El asesinato del guardia civil Raúl Centeno, perteneciente al Grupo de Apoyo Operativo (GAO), una unidad especializada en seguimientos, supone un cambio de la estrategia de ETA en Francia y la apertura de un nuevo «frente de lucha» en un territorio que los etarras utilizaban hasta ahora para esconderse, robar armas y explosivos y, sobre todo, preparar los atentados que cometen en España.
Las fuentes consultadas suponen que la decisión de asesinar en Francia a agentes españoles ha tenido que ser tomada recientemente por el «comité ejecutivo» de la banda. Resulta impensable, sabiendo cómo funciona ETA, que un «comando» adopte una medida de este tipo sobre la marcha, ya que las instrucciones que tenían hasta ahora eran las de huir.
A este respecto recuerdan que los cabecillas etarras se vieron en la obligación de emitir un comunicado el 13 de diciembre de 2001 en el que calificaban de «fortuitos» y «contra la voluntad de ETA» los enfrentamientos a tiros con agentes de la Gendarmería que se habían producido el mes anterior.
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