Celtic
Iker mártir
En la resaca del 2-6 ha habido pocos jugadores del Madrid que hayan merecido elogios. A Raúl se le perdió de vista. No estuvo y no se le esperó. De Casillas se ha dicho que sal- vó al equipo de la más humi- llante de las goleadas y ello ha sido insuficiente. Cada vez que he vuelto a ver las imágenes del partido, el mo- do en que encajaba los goles, las caras que ponía y los venablos que se aguantaba, concluyo que si algunos le llaman santo habría que añadirle el concepto de mártir. Casillas ha sido el jugador más importante del Real en los últimos años. Con los galácticos, y sin ellos, en los partidos clave, ha salvado el partido. Nos hemos acostumbrado tanto a verle resolver las peores papeletas que casi no le damos importancia. Iker no va de ídolo por la vida y ello añade valores humanos a su figura. Otro en su lugar sacaría pecho en todo momento. En los últimos tiempos, además, se ha distinguido por tener la cabeza más clara de la plantilla. No ha dicho la menor tontería, no se ha marcado faroles y ha hablado del equipo con tanta sensatez que estoy seguro de que algunos turiferarios se lo habrán tomado en cuenta. Ha sido el único que ha sabido dar valor al juego del Barça. Cuando a su alrededor oía hablar de la crisis barcelonista afirmaba que la cambiaba. Estaba en contra de la superflua euforia. Sabía lo que decía. Grande de palabra y obra.
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