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Infraestructuras

Intercambiador de Legazpi una «megaestación» en cada acceso a la ciudad de Madrid

En marzo de 2011 la zona sur de la capital tendrá su propio intercambiadorde transporte público. Conectará dos líneas de Metro con 26 rutas de autobúsy contará con un aparcamiento disuasorio con capacidad para casi mil coches 

Una «megaestación» en cada acceso a Madrid
Una «megaestación» en cada acceso a Madridlarazon

Avenida de América, Moncloa, Plaza de Castilla, Príncipe Pío, Conde de Casal... Y, en 2011, también la zona de Legazpi contará con su propio intercambiador de transportes. La ciudad de Madrid presumirá en poco menos de dos años de una nueva infraestructura capaz de poner su granito de arena en la ardua tarea de mejorar el tráfico rodado y la consiguiente contaminación atmosférica y acústica de la capital española.La futura construcción subterránea tendrá 55.000 metros cuadrados dedicados a poner «en bandeja» el uso del transporte público a los madrileños y a sus visitantes. El intercambiador unirá las líneas 3 y 6 de Metro con 26 rutas de autobuses –ocho interurbanas y 18 de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT)–, además de facilitar el trasbordo a la red de Cercanías en las estaciones de Delicias y Méndez Álvaro, situadas a una parada del Metro de Legazpi. Junto a esta combinación de posibilidades, la nueva infraestructura también deja espacio para que el usuario «abandone» el coche particular en favor del transporte público. ¿Cómo? Gracias a la creación del mayor aparcamiento disuasorio dentro de un intercambiador de la capital. «Legazpi contará con un párking de 968 plazas de estacionamiento. De ellas, 419 serán de rotación, es decir, para cualquier usuario, que podrá utilizarlo por horas, mientras que el resto abastecerán la demanda de los vecinos de la zona», detalla José Manuel Pradillo, gerente del Consorcio Regional de Transportes de Madrid.La iniciativa parece más que acertada, ya que sólo los coches particulares son responsables del 12 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa. «Un utilitario emite una media de 126,2 gramos de dióxido de carbono (CO2) por viajero y kilómetro recorrido, mientras que el autobús urbano emite 77,5 y el metro 43,7. Por ello, la creación de un intercambiador que invite a dejar el coche resulta una medida muy positiva, pues mejora la movilidad de la ciudad», explica Rocío Cascajo, responsable de Proyectos del Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid (Transyt-UPM). La atmósfera también sale ganando, ya que, tal y como añade Cascajo, «siguiendo con las cifras anteriores, si la rotación media diaria de un párking es de 2,7 vehículos, el nuevo aparcamiento de Legazpi significará un ahorro diario de 3,17 toneladas de CO2».Con una demanda prevista de más de nueve millones de viajeros al año, la futura infraestructura beneficiará a los vecinos de todo el arco sur de la región y se organizará en torno a dos niveles. En el primero de ellos se ubicarán las 14 dársenas de autobús, que accederán tanto desde el puente de Andalucía mediante una rampa, como desde el paseo de la Chopera. Por su parte, el segundo nivel será el de conexión con el vestíbulo de Metro y el aparcamiento de rotación. «La creación de túneles que entran directamente al intercambiador acortará los tiempos de expedición, lo que se traduce, a su vez, en un ahorro de combustible», asegura Pradillo.Un edificio eficienteUna vez dentro, el usuario encontrará una estación moderna y respetuosa con el entorno. Legazpi contará con zonas de embarque tipo aeropuerto –los autobuses quedarán separados de la sala de espera por mamparas– e incluirá sistemas de iluminación de bajo consumo, así como escaleras mecánicas que funcionen sólo cuando se produzca el tránsito de pasajeros. «Resulta complicado utilizar energías renovables en una infraestructura de este tipo, pero sí existirán imposiciones que aseguren la sostenibilidad del intercambiador. Por ejemplo, la concentración de partículas por millón de CO2 en el interior no debe ser superior a 30, lo que asegura un aire limpio para el viajero», puntualiza el gerente del Consorcio Regional de Transportes de Madrid. Con esta nueva construcción, además de la proyectada en Conde de Casal, la capital española se convertirá en la única ciudad del mundo que contará con un intercambiador de transportes en cada una de sus autovías de acceso. «Utilizar el coche propio seguirá siendo imprescindible para un gran número de personas que vive en ciudades dormitorio. Sin embargo, gracias a infraestructuras como la de Legazpi, con su propio aparcamiento, no es necesario adentrarse en el centro con el automóvil, por lo que es una solución muy eficaz al tráfico rodado de la capital», afirma Jesús Rodríguez Cortezo, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid (Coiim). A pesar de sus bondades, derivadas de la apuesta por el transporte público, Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte de Greenpeace, recuerda que «es necesario incorporar facilidades que fomenten el empleo de la bicicleta o la marcha a pie, totalmente respetuosos con el medio ambiente». ¿Por qué no alquilar bicis en el intercambiador?, sugiere Pizzinato. Habrá que tomar nota.

Reciclar en el suburbanoEn su apuesta por contribuir a una ciudad más sostenible, Metro de Madrid ha ampliado el reciclaje en sus estaciones con 242 papeleras señalizadas que permiten una recogida selectiva de los residuos para su posterior reciclado. En una primera fase, esta medida se proyectará en las estaciones de la línea 8 de Metro y, una vez valorada su acogida por parte de los usuarios, se irá ampliando al resto del trazado. En cada estación se han instalado tres tipos diferentes de papeleras: amarillas, para la recogida de envases de plástico, latas y briks; azules, para la retirada de papel y cartón, y verdes, para el resto de residuos. Bajo el lema «recicla viajando», Metro de Madrid pretende mantener las buenas cifras de reciclaje obtenidas hasta el momento, pues durante el año 2008 la empresa pública contribuyó al reciclaje de 145 toneladas de papel y cartón, lo que equivale a evitar la tala de más de 1.800 árboles.