Estados Unidos

Investigador investigado

La Razón
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Parece que Garzón tiene un problema. Si el Consejo del Poder Judicial decide investigar su estancia en Estados Unidos durante los años 2005 y 2006, el famoso magistrado va a tener que demostrar: a) que no mintió al CGPJ en su declaración de ingresos durante el periodo en el que estuvo becado; b) que no cobró simultáneamente dos sueldos, uno de la Justicia española, y otro más de las entidades que lo becaban en Norteamérica, y c) que los devengos que presuntamente pudo percibir no excedieron los límites impuestos por la ley para actividades autorizadas de los miembros de la carrera judicial.En efecto, Garzón tiene un problema, que se ha buscado él. Nadie le obligaba a no declarar lo que debía, ni a mentir sobre sus retribuciones, si es que finalmente se demuestra que mintió. El problema está en que podría ser sancionado con falta grave o muy grave por no decir la verdad. Lo que equivale, según sea evaluada esa gravedad, a una suspensión de hasta tres años, o bien a un traslado forzoso a otro juzgado en otra provincia española, como le ocurrió a Moreiras, o incluso hasta la separación de la carrera judicial. Tal es la dureza de la norma.Estamos ante un proceso cuyo desarrollo y resolución está por ver. Pero, a la vista de la comunicación del Supremo al CGPJ, sí conviene decir ya, de entrada, que cuando uno es tan severo a la hora de investigar a los demás, debería ser muy riguroso con los asuntos propios. Porque, de lo contrario, alguien algún día le puede sacar los colores al investigador investigado. Y no hay figura más ridícula que la del cazador cazado. De esto el que sabe mucho es Mariano Bermejo.