Juande como Queiroz

Juande Ramos ha sido capaz de lo mejor –en cuanto a resultados– y también de lo peor al frente del banquillo madridista. A él se debe el actual récord de ocho victorias consecutivas fuera de casa y a nadie le ha pasado inadvertido el espectacular mérito de sus 18 encuentros sin perder –desde la jornada 16 a la 33–, aunque la insuperable marca histórica del Real Madrid está en los 31 duelos ligueros que Leo Beenhakker mantuvo invicto al equipo, desde la jornada 36 de la temporada 87-88 a la 28 de la 88-89. Ahora bien, desde la visita del Barça todo se truncó.

Han sido cuatro derrotas seguidas con un precio de 15 goles encajados (Real Madrid, 2-Barcelona, 6; Valencia, 3-Real Madrid, 0; Villarreal, 3-Real Madrid, 2, y Real Madrid, 1-Mallorca, 3). Muchas veces el Madrid ha perdido tres partidos consecutivos y solamente una vez en toda su historia perdió cinco partidos seguidos. Fue el final de la competición nacional que protagonizó Carlos Queiroz y que Juande, que ya ha sumado cuatro, igualaría si este fin de semana el equipo pierde ante Osasuna.

Queiroz cerró su etapa en el Madrid con un pésimo final de campaña (Real Madrid, 1-Barcelona, 2; Deportivo, 2-Real Madrid, 0; Real Madrid, 2-Mallorca, 3; Real Murcia, 2-Real Madrid, 1, y Real Madrid, 1-Real Sociedad, 4). El gran paralelismo con Juande es que el desastre se produjo a partir de la visita del Barcelona al Santiago Bernabéu, también en la misma jornada, la 34, con el equipo segundo en la clasificación, como ahora. Entre las diferencias hay una que obra en contra del técnico portugués y es que el equipo bajó entonces al tercer puesto en la última jornada; por contra, el equipo de Juande lleva encajados 15 goles en cuatro partidos, mientras que el de Queiroz sumó 11 en sus cinco duelos.

En esta ocasión, jugadores, cuerpo técnico y directivos han achacado la mala racha al estado anímico de la plantilla, y a que ya no se juegan nada, pues ni siquiera pueden perder la segunda plaza. Parejo evidenció ayer que ya están pensando en la temporada que viene y en la revolución pertinente, tras el cambio de directiva: «Puede haber sorpresas, y jugadores que piensan que se van a ir puede que se queden».