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La baronesa amenaza con marcharse

La Razón
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madrid- La baronesa Thyssen se embarcó ayer en una nueva cruzada por la salvaguarda del entorno del Museo Thyssen-Bornemisza en una rueda de prensa en la que criticó muy duramente el nuevo plan presentado por el Ayuntamiento de Madrid para la reforma del eje Prado-Recoletos. Sus palabras al cierre de la comparecencia fueron claras: no piensa mover la colección fuera de España ni de Madrid, pero de prosperar los planes de Ruiz-Gallardón para la zona, se pensará muy seriamente un posible cambio de ubicación de la colección pictórica.

En el proyecto, presentado el pasado martes, se prevé que sea en el lado del museo donde se concentre casi todo el tráfico, con cuatro carriles para turismos y uno más para el transporte público, mientras la otra rivera tendrá un solo carril para autobuses. Una verdadera «autopista» como la calificó ayer Tita Cervera, que podría afectar, por la polución y las vibraciones, a la integridad de los cuadros. «Lo que no puedo hacer», afirmó, «es quedarme tranquila cuando nos van a poner una marea de coches delante del Museo. Tenemos que hacer cosas porque es de muy mal corazón que todo el tráfico pase por el Thyssen. Espero que el alcalde se dé cuenta de la magnitud y que tenga en cuenta que este centro de museos importantes a nivel mundial es una parte maravillosa de la ciudad».

No son éstas las únicas pegas que la baronesa pone al proyecto del Consistorio, ya que la reducción de la acera prevista en el plan, de unos noventa centímetros, provocaría, según su previsión, que el espacio se complicase aún más para quienes acuden a la pinacoteca con ánimo de pasar unas horas de tranquilidad en compañía de algunas de las mejores obras del arte mundial. Cuando se programan exposiciones importantes las colas son ya kilométricas y difícilmente se pueden organizar por la carencia de espacio.

 

Un proyecto «cadáver»

Por su parte, el conservador jefe del Museo, Guillermo Solana, explicó de forma contundente que «el proyecto es un cadáver que se trata de resucitar con cosméticos pero que no tendrá ningún éxito». Todo el eje en cuestión está declarado bien de interés cultural (BIC) según el decreto 133/1999, lo que implica que su aprobación definitiva está vinculada al preceptivo informe positivo de la Comunidad de Madrid. Así, Solana afirmó que el Thyssen se va a acoger a esa autoridad de la Comunidad.

Y parece que lleva las de ganar. Al igual que en la disputa sobre los 690 árboles que el Ayuntamiento pretendía cortar, en la cual Esperanza Aguirre se alineó claramente a favor de la baronesa, que finalmente se llevó el gato al agua, en este caso la Comunidad afirma ya que la solución de tráfico no le convence y que se prefiere la habilitación de túneles para solucionar el problemas de la zona.

Por su parte, el ministro de Cultura, César Antonio Molina, aseguró que su departamento «entiende el malestar» de la baronesa y los responsables de la pinacoteca y que espera que ese proyecto «no se lleve a cabo sin el acuerdo con el Museo Thyssen», asegurando que su ministerio «estará siempre lo que resulte más beneficioso para el museo».