Drogas
La cafeína estimula el sistema nervioso central y favorece la concentración
La cafeína es un ingrediente presente en numerosos productos de consumo habitual, como el café, los refrescos de cola, el té, el chocolate, algunas bebidas energéticas,… Más del 90 por ciento de los europeos adultos la consumen en una forma u otra diariamente y es popularmente conocida como un estimulante suave, que en dosis moderadas tiene efectos saludables en nuestro organismo.
Investigadores del Grupo de Neuropsicología de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Investigaciones Biomédicas Pi i Sunyer (IDIBAPS) han puesto en marcha un estudio pionero en España cuyo objetivo principal es valorar los efectos de la cafeína y el azúcar sobre el funcionamiento del cerebro y el rendimiento intelectual. Para ello, utilizaron pruebas neuropsicológicas estandarizadas y de imagen por resonancia magnética cerebral funcional.
Según los primeros resultados, se observa que el grupo de personas a las que se les administró conjuntamente cafeína y glucosa tiene un patrón de activación cerebral diferente al resto de grupos. Ello significa que para rendir igual que los sujetos de los otros grupos que tomaban agua sola o agua con glucosa o agua con cafeína, el grupo que tomó cafeína y glucosa necesita de menor activación cerebral para ejecutar una tarea de atención, lo que podría ser interpretado como un mecanismo de facilitación del rendimiento intelectual.
«Son diversos los efectos que la cafeína puede ejercer sobre el sistema nervioso central cuando se consume en cantidades bajas o moderadas. Así, aumenta el estado de alerta y reduce la fatiga, especialmente en situaciones de cansancio o bajo grado de alerta (por ejemplo, en trabajadores de turno de noche o personas privadas de sueño)», afirma la doctora Ana Adan, una de las coordinadoras del trabajo.
La cafeína también aumenta el rendimiento en tareas de vigilancia, en tareas simples que requieren respuestas sostenidas, así como en tareas que requieren movimientos finos y precisos. «En contraste, cuando se deja de consumir, los perjuicios sobre el rendimiento son escasos y de poca magnitud. Existe a menudo un incremento en las percepciones de estado de ánimo negativo que sigue a la retirada del consumo de cafeína, aunque dichos efectos pueden estar más relacionados con las expectativas de los consumidores que con la propia privación», agrega Adan.
Una de las cuestiones principales se centra en fijar los límites para el consumo responsable. La dosis más habitual que seleccionan las investigaciones, con independencia de que utilicen un diseño de administración naturalístico o artificial con una disolución o cápsula, es la de 200 miligramos, que corresponde aproximadamente a 2-3 cafés o 5-6 refrescos de cola de 330 mililitros.
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