Barajas
La denuncia falsa de torturas les toca ahora a agentes de la Ertzaintza
El Gobierno vasco guarda silencio pese a que pidió mano dura contra la Benemérita
madrid-La denuncias de supuestas torturas que ha formulado el presunto etarra Manex Castro, detenido el pasado día 1 en Villabona, se ajustan al mismo manual, elaborado por la banda criminal, que tenía el «comando Elurra» (atentado contra la T-4 de Barajas), dos de cuyos miembros denunciaron a un grupo de guardias civiles que han sido imputados por un juez de San Sebastián. En este caso, el de los miembros de la Benemérita, el Gobierno vasco en funciones ha pedido que se llegue hasta «el fondo» en las investigaciones, mientras que en el primero –el arresto fue practicado por la Ertzaintza– no se tienen noticias de que haya realizado pronunciamiento alguno. Las denuncias falsas de torturas contra las Fuerzas de Seguridad forman parte de la estrategia de ETA para dificultar el trabajo de los agentes y, si llegara el caso, lograr que se les impongan condenas que pueden conllevar la expulsión del cuerpo al que pertenecen y hasta penas de cárcel. De lo que se trata es de disuadir a los demás agentes para que no participen en labores antiterroristas y, si lo hacen, que se atengan a las consecuencias. Además de sufrir un atentado les pueden arruinar la carrera profesional. Una abogado del entorno proetarra ha reconocido que desde 1997 no lograban que una denuncia prosperara ante los tribunales.LA RAZÓN ya ha publicado en varias ocasiones la similitud, hasta rozar la textualidad, de las denuncias formuladas por Igor Portu y Mattin Sarasola («comando Elurra») con lo que decía el manual que les había entregado ETA. Por si había alguna duda, una carta encontrada en poder del que fuera jefe de los «comandos», Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», confirmaba que dichas denuncias eran falsas, que uno y otro se aprendieron de memoria lo que tenían que decir (para que pareciera verdad, dado que estaban incomunicados tras la detención). Todo respondía a la estrategia de hacer «daño al enemigo». Manex Castro ha denunciado, según la organización ilegalizada Askatasuna, que había recibido de la Ertzaintza golpes y empujones en el momento de su detención; amenazas constantes respecto a su madre, el resto de su familia y amigos; que le obligaron a mantenerse en posturas forzadas y que no le dejaron dormir. En el citado manual, que obra en poder de la Audiencia Nacional, a los etarras se les explica lo que «va a pasar». Da igual que no ocurra. El terrorista tiene que ajustar su denuncia a lo que se le indica. Y, cómo no, en el «librito» se habla del «momento violento de la detención»: de los «golpes»; las «flexiones»; las amenazas sobre amigos y familiares cercanos y, por supuesto, de no dejar dormir a los detenidos.
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