Investigación científica

La enfermedad se ceba con los parados

Una investigación estadounidense analiza las consecuencias en la salud de los desempleados en la actual crisis económica

Recuperar el puesto laboral a corto plazo no reduce los riesgos patológicos
Recuperar el puesto laboral a corto plazo no reduce los riesgos patológicoslarazon

Frente al desempleo creciente y a la falta de estabilidad de un sistema financiero que hace aguas y se encuentra en plena crisis, un nuevo estudio manifiesta que perder el puesto laboral no sólo perjudica al bolsillo, sino también a la salud del organismo. Incluso cuando la gente encuentra un nuevo trabajo rápidamente, existe un riesgo creciente de desarrollar una nueva patología tal como hipertensión, enfermedad cardíaca, ataque al corazón, infarto cerebral o diabetes como resultado de la pérdida de trabajo. El estudio se ha publicado en «Demography».«En la situación económica en la que nos encontramos hoy, la pérdida de trabajo puede suceder cualquiera», manifiesta Kate Strully, principal autora de la investigación que ha realizado la Fundación Robert Johnson y la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (EE UU). «Necesitamos ser conscientes de las consecuencias de la salud cuando perdemos nuestros trabajos y aprender a afrontar esta situación con el fin de aliviar los efectos negativos sobre el organismo», apunta Strully.Los trabajadores, que carecen ya de por sí de un óptimo estado de salud, sufren un aumento del 40 por ciento en las probabilidades de ser despedidos, aunque los resultados de Strully van más allá de que la gente más enferma sea más propensa a perder su puesto laboral. Esta investigadora encuentra que el «job churning», que se define como altas tasas de pérdida de trabajo combinadas con bajas cifras de nuevos empleos, tiene consecuencias negativas en la salud para los trabajadores sanos.

CaracterísticasPara los que perdieron su trabajo –ya fueran ejecutivos o funcionarios– por motivos ajenos a ellos mismos, tales como el cese del negocio o un recorte de gastos en forma de despido, las probabilidades de que su salud –ya algo dañada por alguna patología previa, tal como una diabetes o hipertensión– mermase aumentó en un 54 por ciento, y entre los encuestados «sanos» se incrementaron las probabilidades de desarrollar una afección en un 83 por ciento. Incluso cuando los trabajadores se recolocaron, mantenían un riesgo creciente de enfermar debido a la tensión de la situación.A pesar de que los resultados de la investigación se centraron en la pérdida de trabajo debido al cese del negocio, cuando se analizaban los efectos sobre la salud el equipo de Strully se basó en trabajadores que fueron despedidos y hallaron significativas diferencias entre los resultados según las ocupaciones de los trabajadores. Mientras que un despido o dejar un trabajo voluntariamente traían las mismas consecuencias entre el sector de trabajos menos cualificados, tales cambios laborales no eran significativos en los informes de la salud de los ejecutivos. Las razones de esta disparidad no son aclaradas en el estudio.